Operación Balmis. Así se
llama la misión de las Fuerzas Armadas españolas en la lucha contra el coronavirus. Un contingente desplegado
de casi 3000 militares, se encuentra dándolo todo en las cuatro
esquinas de nuestro país. Pero….. ¿Por qué Defensa ha llamado Balmis a esta
operación?
Un magnífico artículo de
don Rodrigo Isasi Arce, originalmente publicado el pasado 26 de marzo de 2020 en THEOBJETIVE
(https://theobjective.com/), nos aclara el porqué de esta tan acertada
nomenclatura, y nos hace recordar pasajes de la grandiosa historia de nuestro
país.
El siglo XVIII fue el
momento en el que los médicos y cirujanos militares llevaron por primera vez el
uniforme en el que se vislumbraba su profesión dentro del Ejército, aunque
carecían de empleo. Francisco Javier de Balmis y Berenguer fue uno de ellos, no
solo en territorio nacional, sino también en las múltiples salidas que realizó
al exterior.
En 1803 el médico y
cirujano militar español Balmis se embarcó en la corbeta Maria Pita con el fin
de llevar la vacuna contra la viruela hasta el último confín del Imperio
Español. El viaje, sufragado pro el rey Carlos IV, duró tres años, y es
considerado la primera expedición sanitaria internacional de la historia. De
ahí su nombre: "Real Expedición Filantrópica de la Vacuna".
La viruela era una
enfermedad infecciosa muy grave que se caracterizaba por los abultamientos que
provoca en la piel, y por afectar tanto a ricos y pobres en la infancia o
juventud. De ahí el dicho "a la vejez, viruelas", porque muchas
personas que habían sufrido la enfermedad siendo niños, conservaban profundas
huellas en su cara cuando crecían.
La vacuna contra la
viruela había sido probada con éxito en 1796 por el médico inglés Edward
Jenner, pero Balmis pensó que el medicamento no podría aguantar una travesía
tan larga e ideó un plan: llevó con él a 22 niños huérfanos menores de 10 años
para conseguir pasar la vacuna de unos a otros cada cierto tiempo. Es decir,
vacunó a algunos niños para luego poder extraer el fluido de las pústulas que
se formaban en su cuerpo y poder así trasladar la vacuna de un cuerpo a otro.
-Una práctica que se denominó "método seriado"-.
La expedición zarpó del
puerto de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 con Balmis a la cabeza y dos
médicos auxiliares, dos practicantes, tres enfermeras y la rectora de la Casa
de Expósitos de La Coruña, Isabel Zendal, quien sería la responsable de la
atención y cuidado de los 22 niños que iban a bordo y que está reconocida como la primera enfermera en
una misión sanitaria internacional por la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
El primer puerto que
tocó la citada expedición fue el de Santa Cruz de Tenerife, donde pasó un mes
vacunando a miles de personas y desde donde el 6 de enero de 1804 partió hacia
América. Pasaron por Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Ecuador o Perú, entre
muchos otros países, y consiguieron salvar la vida a miles de personas.
La expedición llevaba
2.000 ejemplares del "Tratado práctico e histórico de la vacuna" del
francés Moreau de Sarthe para distribuirlos a las diferentes comisiones de
vacunación que se iban creando en cada lugar, y que así pudieran aprender y
seguir ininterrumpidamente con el proceso de vacunación.
La Real Expedición,
llegó a La Guaira (Venezuela), donde se dividió en dos. Por un lado, José
Salvany y Lleopart, su segundo cirujano, se adentró en Nueva Granada y el
Virreinato del Perú, mientras que Balmis pasó por Caracas, La Habana y Nueva
España, y se dirigió hasta Manila, Macao y varias provincias de Cantón, en
China, con 26 nuevos niños. Desde allí regresó a España en 1806. Salvany no
corrió la misma suerte. Enfermó de gravedad y quedó ciego del ojo izquierdo
antes de morir en la ciudad de Cochabamba, en 1810, como consecuencia de las
duras penalidades que tuvo que sufrir cumpliendo la misión de introducir la
vacuna en la cordillera andina.
De los 22 niños
huérfanos, solo uno murió en la travesía. El resto, terminó su misión, pero
ninguno regresó a España. Habían subido al María Pita tras una promesa: la de
una vida mejor. En cuanto terminaron su misión, Balmis cumplió su palabra. Esos
22 niños fueron adoptados en Mexico y mantenidos y educados hasta que
consiguieron una buena ocupación. También fueron nombrados hijos beneméritos de
la patria por el Rey Carlos IV.
Ahora, esa expedición da
nombre a la misión de las Fuerzas Armadas españolas contra el coronavirus, que
cada día se afanan en combatir la pandemia en cada rincón de nuestro país.
"Amar y sufrir defendiendo lo que se ama es la única forma de vivir con
plenitud y dignidad". Eso decía el doctor Balmis.
Para leer el artículo
original de don Rodrigo Isasi Arce:
Publicado por La Mesa de
los Notables.