Esta obra, de Pablo
Sánchez Pascual, analiza la realidad histórica de las cabeceras
jurisdiccionales de los concejos urbanos del litoral asturiano y sus puertos
durante seis décadas cruciales en los ámbitos demográfico, económico-social e
institucional.
La población de
estos municipios experimentó un importante crecimiento hasta la última década
del siglo XVIII, en especial en la costa central, donde se localizaban las
villas y puertos de mayor entidad. Destaca Gijón, con casi cuatro mil
habitantes a fines del periodo, si bien algunas de estas localidades apenas
alcanzaban los quinientos. El atraso económico era una realidad en Asturias,
que asistía a un aumento de la pobreza e intensificación de la emigración. La
pesca atravesaba una profunda crisis, carente de inversiones en los puertos,
con una industria pesquera atrasada y una situación de miseria generalizada
entre los pescadores, causada sobre todo por la matrícula del mar. La pesca
fluvial adolecía de problemas específicos. La expansión de las manufacturas se
vio condicionada por distintas circunstancias técnicas, organizativas y de
inversión. Ni el sector textil en torno al lino ni la siderometalurgia
tradicional pudieron liderar la industrialización asturiana. En el fracaso de
esta última también influyó la ausencia de espíritu emprendedor. El comercio
era escaso, basado en la exportación de materias primas e importación de
productos manufacturados. También era muy reducido el número de grandes
comerciantes que operaban desde Asturias, que vivían como rentistas. Nobleza y
clero poseían amplios patrimonios rústicos. Gijón sería el único puerto
habilitado para el comercio con América, lo que afectó negativamente al resto.
En el deterioro de la situación económica también influiría la escalada bélica.
Las oligarquías nobiliarias locales copaban los gobiernos de los concejos,
donde el grado de representatividad era
muy limitado y tampoco las reformas municipales carolinas lograrían sus
objetivos.
Publicado por La
Mesa de los Notables.