José Carlos Carmona Barroso.
Enrique de
Trastámara, hijo del rey Juan I y de Leonor de Aragón, fue proclamado en 1388
como Príncipe de Asturias. Más de 600 años después es proclamada Princesa de
Asturias, doña Leonor de Borbón.
Durante el siglo
XIV, se juraba lealtad a los usos y costumbres. A pesar de la opinión de
algunos, los reyes pre-constitucionales no actuaban de manera absoluta
estrictamente, simplemente el aparato jurídico era otro y el concepto de
democracia, tal y como la conocemos, no existía, el pueblo participaba a través
de las asambleas o las Cortes, en reinos como Castilla o Aragón, y los monarcas
se veían mediatizados por las costumbres, los fueros o la religión.
La Monarquía, seis
siglos después, se ha adaptado a los tiempos, limitándose a un papel consultivo y representativo, perviviendo por
la estabilidad que aporta a la nación. Estabilidad que da lugar al progreso.
Ni la Corona, ni el
Principado de Asturias son un producto de la Constitución del 78 como muchos
piensan. Esta norma reconoce realidades previas, como la Nación Española o la
Corona, que han estado implícitas en nuestro país a lo largo de toda su
historia.
Que la Princesa de Asturias jure la
Constitución no es más que “jurar los
usos y costumbres actuales”, es una
manera de comprometerse a respetar “contrapesos” y limitaciones a su poder o
influencia, tal y como sus antecesores lo hacían ante los usos y costumbres
existentes en sus territorios, a lo largo de su monarquía.
Con esto no quiero
restar valor a la Constitución, como marco de convivencia que elegimos
mayoritariamente hace 45 años.
Cuando escuchas a
tertulianos en las diferentes cadenas de televisión, da la impresión que tanto
la Corona como el mismo Principado son productos de las reformas
constitucionales del 78, es como si quisieran sembrar la idea de que no había
nada antes de la Constitución, desarraigando de una manera consciente, o no, la
Corona de la propia historia y génesis de nuestra nación, descafeinando su peso
histórico, su larga tradición y su bagaje histórico de siglos.
Fuera como fuese, y
si llegado el momento la actual Constitución fuese derogada, o reformada al
punto de que se cambiase el sistema político del país, mi lazo como español y
monárquico, con don Felipe, doña Leonor,
y con lo que representa la Corona como institución, seguiría igual de vivo que
al día de hoy, dos días después de la Jura como heredera de la Corona Española
de la titular del Principado de Asturias doña Leonor de Borbón y Ortiz.
Publicado por La Mesa de los Notables.