martes, 2 de diciembre de 2025

EL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES ESTUDIA LA ASCENDENCIA CÁNTABRA DEL PAPA LEÓN XIV.

 

La Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía ha publicado recientemente en su página web un pequeño artículo haciéndose eco de una nota publicada, el pasado mes de agosto, en el Diario ABC. Dado el indudable interés de su contenido, y la relevancia que pudiera tener, consideramos oportuno recogerlo y comentarlo en este blog.
El artículo informa sobre un estudio divulgado el pasado mes de agosto por el Centro de Estudios Montañeses (CEM), relativo a la genealogía del actual pontífice, León XIV. Este trabajo, encargado por el Ayuntamiento de Arnuero y elaborado por la investigadora María José Lavid, profundiza en la ascendencia española del Papa por línea materna, demostrando de manera documentada su procedencia del municipio cántabro de Isla.

El mismo reviste especial interés, no solo por la curiosidad que siempre despierta conocer las raíces familiares de un pontífice, sino por la manera en que contribuye a precisar y corregir numerosas informaciones difundidas desde el inicio del pontificado de León XIV. Su elección el pasado mes de mayo (siendo el cardenal Robert Prevost, estadounidense descendiente de familias inmigrantes) estimuló un notable interés público por su origen. En los primeros días circularon noticias que le atribuían raíces en distintos lugares basándose únicamente en la presencia del apellido Prevost en dichas localidades, pero sin aportar ningún respaldo documental.


Este artículo recuerda que, frente a estas especulaciones, diversos estudios más rigurosos han ido esclareciendo la cuestión. Entre ellos destaca el publicado en la misma web por el académico correspondiente en Venezuela, don Antonio Herrera Vaillant, quien ha documentado sólidamente distintas ramas de la ascendencia del pontífice, procedentes de Italia, Francia y España. La aportación del CEM se inserta así en un proceso de investigación más amplio que, mediante fuentes archivísticas contrastadas, permite ofrecer una visión cada vez más precisa del linaje del Sumo Pontífice.
De este modo, la nota difundida por la Real Academia (y el estudio que en ella se recoge) aporta un testimonio valioso para quienes se interesen por la genealogía, y constituye una contribución significativa al conocimiento histórico y familiar de una figura de relevancia mundial como es el Papa León XIV. 

Ver el artículo publicado en la RAMHG: aquí.
Ver noticia en ABC. aquí.

EL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES.

Fundado en Santander en 1934, el Centro de Estudios Montañeses (CEM) se acerca a su primer siglo de vida como una de las instituciones culturales más destacadas de Cantabria. Desde sus inicios, inspirados en el legado de Menéndez Pelayo, ha impulsado la investigación sobre la historia, el patrimonio y la cultura regional, especialmente en ámbitos como la arqueología, el arte rupestre y la difusión científica a través de su revista Altamira.
El CEM es ampliamente reconocido por su producción editorial, que se aproxima a las doscientas monografías y a un centenar de publicaciones periódicas. Entre sus aportaciones más relevantes figuran la creación del Archivo Histórico de Cantabria, la participación en museos regionales y numerosos proyectos de conservación del patrimonio.

Como Cronista Oficial de Cantabria e institución integrada en el CSIC a través de la CECEL, mantiene un activo papel asesor en materia de patrimonio cultural. Fue entidad fundadora y decana de la Institución Cultural de Cantabria y ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos su nombramiento como Socio de Honor de la Casa de Cantabria en Madrid.
El Centro conserva importantes colecciones documentales, bibliográficas y fotográficas, muchas de ellas digitalizadas. Su biblioteca supera los 10.000 volúmenes, la hemeroteca alcanza 15.000 ejemplares y custodia fondos únicos, como el Cartulario del Monasterio de Oña o el inventario previo al incendio de la Catedral de Santander. Destacan además sus colecciones de fotografía histórica, entre las más relevantes del país en relación con el patrimonio arquitectónico de Cantabria.

Para más información sobre el CEM : https://centrodeestudiosmontaneses.com/

Publicado por La Mesa de los Notables.

lunes, 1 de diciembre de 2025

EL BLOG LA MESA DE LOS NOTABLES EN LA PRESTIGIOSA REVISTA CUADERNOS DE AYALA.

 

Cuadernos de Ayala, como bien saben nuestros lectores, es la revista de la Federación Española de Genealogía, Heráldica y Ciencias Históricas. En su número 102, ha dedicado un artículo a nuestro blog en su sección “Gentes de Bién”(pag.43), lo que supone un reconocimiento significativo para nuestra publicación. Esta mención no solo nos otorga mayor visibilidad, sino que también añade prestigio al ser destacados en una revista de la relevancia de Cuadernos de Ayala.

Con la entrada de hoy, además de reproducir el artículo publicado, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al Consejo de Redacción de la revista y, muy especialmente, a su Director, el Señor Marqués de la Floresta, por las palabras tan amables que nos han dedicado. Nos sentimos profundamente honrados y agradecidos por este reconocimiento.

BLOG LA MESA DE LOS NOTABLES.

La Mesa de los Notables nació en enero de 2018 de la mano de Feliciano y Alejandro Riestra, como un espacio dedicado a la divulgación de temas relacionados con la historia, las ciencias heroicas, y la actualidad de las corporaciones caballerescas. Este proyecto tomó el relevo de iniciativas pioneras, como el ya desaparecido Blasones Hispanos, y de la primera etapa del de Doce Linajes, blogs que de la mano de ambos marcaron un antes y un después en la difusión de estas materias, alcanzando un público numeroso y consolidándose como referentes en su ámbito.

Fiel a ese legado, pero con propósitos renovados, La Mesa de los Notables se concibe como un foro abierto al intercambio de ideas, en el que todas las opiniones tienen cabida. Su propósito nunca ha sido erigirse como guardián ideológico, sino ofrecer un espacio libre de intereses particulares y ajeno a cualquier forma de sectarismo o dogmatismo intelectual.

Vinculado con el Cuerpo de la Nobleza de Asturias, ahonda en la historia de esta corporación, facilitando a los lectores el acceso a la idiosincrasia de una institución con profunda raigambre en una tierra tan antigua como la del Principado. La huella de la nobleza asturiana, posiblemente la más antigua de España, ha quedado reflejada en los padrones de sus concejos, así como en una multitud de documentos de gran valor histórico que se custodian en diversos archivos municipales, provinciales y nacionales, los cuales refrendan la importancia que ha tenido en el devenir de la historia de nuestra nación.

Con mil ochocientos artículos publicados y más de veintitrés millones de lecturas, La Mesa ha demostrado su compromiso con la libertad de pensamiento y el debate razonado, promoviendo una reflexión profunda y plural sobre las disciplinas que aborda. Su vocación es la de contribuir a una mejor comprensión y valoración de estos temas, en toda su riqueza y diversidad, sin prejuicios ni imposiciones.

Para consultar este y otros números de la revista, ingresa aquí

Muchas gracias.

Riestra.

Publicado por La Mesa de los Notables.


domingo, 30 de noviembre de 2025

UN ESTUDIO PIONERO SOBRE SANTO DOMINGO EL REAL, MARCA EL INGRESO DE EUGENIO SERRANO EN LA SOCIEDAD TOLEDANA DE ESTUDIOS HERÁLDICOS Y GENEALÓGICOS.

 

En Toledo a 28 de noviembre de 2025.

La Sociedad Toledana de Estudios Heráldicos y Genealógicos (STEHG) celebró este viernes, en el Coro del Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, el acto solemne de ingreso como Consejero de Número de  don Eugenio Serrano Rodríguez, doctor en Historia, archivero e investigador con una amplia trayectoria en el estudio de linajes, heráldica y documentación nobiliaria.

Serrano Rodríguez leyó su discurso de ingreso, titulado “Vere Dominus est in loco isto: emblemática e identificación familiar de los Ayala y los Barroso de Ribera en el Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo”. En él analizó la vinculación histórica de estos linajes con el convento toledano desde finales del siglo XIV, destacando la relevancia de figuras como Inés de Ayala, Teresa de Ayala y María de Castilla en la consolidación del patronazgo familiar y en la configuración del monasterio como panteón y centro de memoria dinástica.

Tras la intervención, el presidente de la STEHG, don José María San Román Cutanda, impuso al nuevo Consejero la Medalla número XI y entregó el título acreditativo.
En su intervención, San Román destacó que “Eugenio Serrano es una de las voces más sólidas de la investigación heráldica y genealógica en Toledo”, y añadió que “su ingreso como Consejero de Número es un reconocimiento a una trayectoria científica ejemplar y a un compromiso constante con el patrimonio documental”.
El presidente subrayó asimismo que “la STEHG gana hoy a un investigador brillante y a un miembro comprometido y leal, cuya labor en archivos nobiliarios y conventuales ha permitido iluminar aspectos esenciales de la historia toledana”.

El acto contó con la presencia de miembros de la Sociedad, investigadores, representantes institucionales y asistentes vinculados al patrimonio histórico y documental de la ciudad.

Publicado por La Mesa de los Notables.


viernes, 28 de noviembre de 2025

INVESTIDURA DE CARLOS V EN SEGOVIA 2025.

 

En seno de la Sociedad Heráldica Española, don Guillermo Torres-Muñoz y don José María de Montells y Galán impulsados por la idea del general don Juan José Hernández Rovira, de los coroneles Rodríguez Agustín y Dueñas Díaz, así como del teniente coronel Arredondo Acuña, decidieron fundar una Hermandad de Caballeros unidos por su devoción a Santa Bárbara, denominándola “Imperial Orden Hispánica de Carlos V” en honor y recuerdo al césar Carlos.


INVESTIDURA DE LA IMPERIAL ORDEN HISPÁNICA DE CARLOS V EN  LA CIUDAD DE SEGOVIA 2025.

A las 12:00 horas del sábado 22 de noviembre se celebró, en la iglesia de San Millán de Segovia, el acto de Investidura de Caballeros y Damas de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V, corporación caballeresca de carácter honorífico creada en octubre de 1987 por distinguidos miembros de la Sociedad Heráldica Española (S.H.E).
El acto estuvo presidido por Don Enrique de Borbón y García-Lóbez, Gran Maestre de la corporación. Tras la celebración de la Santa Misa, se procedió al Cruzamiento de 29 caballeros y a la imposición de Lazos a 9 damas. A la ceremonia asistieron miembros de la Orden procedentes de diversos países -entre ellos Portugal, Finlandia, México, Estados Unidos y Panamá-, así como distintas autoridades, entre las que destacamos al embajador de Panamá en España. Finalizados los actos, los asistentes disfrutaron de una grata comida de hermandad en los salones del Hotel Cándido.

Esta corporación se define en sus Ordenanzas como “una hermandad de Caballeros, unidos por su devoción a Santa Bárbara, el recuerdo del César Carlos y la obra Universal de España”, y desde 1992 cuenta como regidor perpetuo con S.A.R. Don Juan de Borbón, abuelo del actual Rey de España, Don Felipe VI.
Su propósito fundacional es conmemorar la Hispanidad, divulgar la figura del Emperador Carlos V y distinguir a personalidades relevantes de las artes, las ciencias y de cualquier ámbito que contribuya al enriquecimiento, consolidación y engrandecimiento de España.


La corporación agrupa a caballeros y damas procedentes de la mayoría de los países de Hispanoamérica y Europa. Pueden ingresar en ella tanto españoles  como extranjeros cuya trayectoria, prestigio y compromiso con la Hispanidad y con la memoria histórica del reinado del César Carlos los haga merecedores de tal distinción. Desde 1989 esta ceremonia se ha celebrado en el Alcázar de Segovia y, desde 2008, también en el Real Monasterio de San Jerónimo de Granada.

Imagen: https://ambientecomunicacion.com/imperial-orden-hispanica-de-carlos-v/
Publicado por La Mesa de los Notables.

jueves, 27 de noviembre de 2025

¿TOISÓN ESPAÑOL O TOISÓN AUSTRIACO? LA ENCRUCIJADA DE UN SÍMBOLO.

 

Hace no muchos días, un buen amigo, aficionado a la historia y a los temas que suelo tratar en este blog, me lanzó una pregunta durante una conversación que había empezado de manera trivial. Hablábamos de las recientes concesiones del Toisón de Oro: el otorgado a la Reina Doña Sofía y los concedidos a Don Felipe González, Don Miquel Roca y Don Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, tres figuras clave en la arquitectura política de la España que hoy conocemos.
-Dime una cosa, me preguntó: de entre los dos Toisones, el español y el austriaco, ¿cuál es en realidad el legítimo?
La pregunta tenía algo de inocente y bastante de provocativa. Porque cada vez que la Corona concede el Toisón, especialmente a personalidades de cierto peso histórico, reaparece una discusión que nunca termina de cerrarse: la historia de la orden no es lineal, ni pacífica, ni estrictamente unívoca.
El comentario de mi amigo me recordó hasta qué punto esta distinción, que a ojos de muchos puede parecer meramente ceremonial, sigue conectada con los antiguos debates sobre monarquía, dinastía y soberanía. Y, sobre todo, cómo su sentido actual no puede comprenderse sin mirar al pasado, hacia la fecha en que la orden se dividió en dos ramas que aún hoy reclaman su propia continuidad.
Dado el interés que este tema suscita desde hace años, me atrevo a ofrecer unas pinceladas, en el estrecho margen que permite este blog, sobre la legitimidad que respalda, en mi opinión, a cada uno de los Toisones que conviven en nuestro siglo XXI.

Entonces, ¿cuál es el auténtico?

Las dos ramas del Toisón de Oro: historia de una división y de dos legitimidades.

La Orden del Toisón, fundada en 1430 por Felipe el Bueno, forma parte del pequeño conjunto de instituciones europeas que han atravesado siglos de transformaciones políticas sin perder su prestigio. Su historia, sin embargo, no es una línea recta. Desde comienzos del siglo XVIII, la orden existe en dos ramas distintas, la española y la austriaca, cuya coexistencia suscita la pregunta de cuál de ellas es “la legítima”. La respuesta exige revisar el origen de esa división y los fundamentos que han sostenido la continuidad de ambas.

De Borgoña a los Habsburgo: la consolidación de un símbolo.
La fundación de la Orden del Toisón de Oro respondió, sin lugar a dudas, a las necesidades políticas del Estado borgoñón: reforzar la autoridad del Duque y aglutinar a su nobleza bajo un programa de fidelidad y prestigio. Con el matrimonio entre María de Borgoña y Maximiliano de Habsburgo, la orden pasó a ser un instrumento dinástico de la nueva casa y, desde el reinado de Carlos V, quedó integrada en el complejo entramado de la Monarquía Hispánica y del Sacro Imperio. Durante los siglos XVI y XVII, el Toisón funcionó principalmente desde la corte de Madrid, sin perder su carácter internacional ni su vinculación a la Casa de Austria en su conjunto.

1700: una disputa sucesoria con efectos duraderos.
La muerte sin descendencia de Carlos II de España (1700) inauguró un conflicto sucesorio cuyo impacto afectó tanto a la Corona como a la Orden. La cuestión era precisa: ¿quién heredaba la Gran Maestría: el nuevo rey de España o el jefe de la Casa de Habsburgo?
Las posiciones eran irreconciliables:
España defendía que la Gran Maestría era un atributo de la Corona, por lo que debía corresponder a Felipe V, nombrado heredero por Carlos II.
Austria, por su parte, sostenía que la orden era propiedad dinástica de los Habsburgo y, en consecuencia, debía pasar al archiduque Carlos, heredero de la rama austriaca.
La Guerra de Sucesión impidió toda negociación. La ruptura se produjo sin un acuerdo jurídico final. Y así, desde 1700, la orden siguió dos caminos paralelos, cada uno convencido de representar la continuidad auténtica.

Las dos naturalezas del Toisón.
El Toisón de Oro en España.
En la España borbónica, el Toisón se consolidó como orden oficial del Estado. Su concesión quedó estrictamente regulada, su número de miembros limitado y su identidad integrada en las instituciones monárquicas. El Rey de España ejerce la Gran Maestría como parte de sus prerrogativas soberanas.
El Toisón de Oro en Austria.
La Casa de Habsburgo mantuvo el Toisón como orden dinástica, incluso después de la desaparición del Imperio Austrohúngaro. Aunque ya no forma parte del sistema estatal austríaco, conserva sus reglas tradicionales y sigue siendo una expresión de continuidad familiar.


Legitimidades complementarias.
Atribuir a una sola de las dos ramas la condición de “legítima” implica pasar por alto la naturaleza del conflicto que originó la escisión y el marco jurídico vigente en 1700. La división del Toisón de Oro surgió de una disputa sucesoria en la que no existía una norma indiscutible que determinara a quién correspondía la Gran Maestría tras la extinción de la rama española de los Habsburgo. Ante la ausencia de un criterio universalmente aceptado, cada parte sostuvo una interpretación coherente con su propia tradición jurídica, y ambas lograron consolidarse con el paso del tiempo.
La rama española es legítima porque encarna la continuidad institucional del Toisón como atributo de la Corona. Desde 1700, los reyes de España han ejercido la Gran Maestría sin interrupción, incorporando la orden al conjunto de distinciones oficiales del Estado y manteniendo su vigencia mediante normas y prácticas estables. Esta continuidad pública y estatal ha dado al Toisón español una base jurídica sólida y reconocida en la diplomacia contemporánea.
La rama austriaca es igualmente legítima porque preserva la continuidad dinástica de la familia que administró la orden desde su incorporación a los Habsburgo. Tras la Guerra de Sucesión, los Habsburgo conservaron su propia línea de la orden como patrimonio familiar, respetando las normas tradicionales y transmitiendo la Gran Maestría de generación en generación. Su legitimidad se fundamenta en la pervivencia histórica de la casa fundadora del linaje moderno del Toisón.
En más de tres siglos, ninguna de las dos ramas ha sido desmentida por la práctica histórica. Ambas han funcionado de manera estable dentro de sus respectivos ámbitos -estatal en España y dinástico en Austria- sin que haya surgido un consenso jurídico, diplomático o historiográfico que otorgue primacía absoluta a una sobre la otra. La coexistencia prolongada y pacífica de ambas ramas es, en sí misma, la mejor prueba de su legitimidad compartida.

Conclusión.
En mi opinión, la división del Toisón de Oro no produjo una orden auténtica y otra derivada, sino dos líneas de continuidad surgidas de un conflicto sucesorio que no podía resolverse jurídicamente en su tiempo. Cada rama mantuvo su legitimidad sobre fundamentos distintos, pero igualmente válidos: la española, apoyada en la titularidad institucional de la Corona, y la austriaca, en la continuidad dinástica de los Habsburgo.
Tres siglos de existencia paralela han confirmado de hecho lo que la teoría discutió en 1700: ambas órdenes han sido capaces de sostener su identidad, su tradición y su autoridad dentro de sus respectivos ámbitos. Ninguna ha quedado desmentida por la práctica histórica ni desposeída por consenso internacional.
Por ello, la pregunta que nos debemos hacer no es cuál es “el verdadero” Toisón, sino qué expresión de la herencia borgoñona se preserva en cada uno. El español encarna la proyección estatal de la orden; el austriaco, su raíz familiar y dinástica. Juntas, ambas ramas completan el panorama de una institución que ha sobrevivido precisamente porque supo adaptarse a dos realidades políticas diferentes sin perder su esencia.

Riestra.

Escudo: Diseño del artísta heráldico Antonio Salmerón ( https://www.blason.es/ ).
Publicado por La Mesa de los Notables.


miércoles, 26 de noviembre de 2025

SEMBLANZA DEL GENERAL RODRÍGUEZ CASADEMUNT.

 

Un legado de coraje.
En ocasiones, la historia parece escoger a determinadas familias para convertirlas en custodias del valor. Ayer recordábamos en este blog al capitán bilaureado don Miguel Rodríguez Bescansa; hoy queremos dedicar estas líneas a su padre, don José Rodríguez Casademunt, general laureado cuya semblanza ha quedado grabada en Filipinas y en África como sinónimo de coraje. Su vida, tejida de disciplina y sacrificio, se templó en los escenarios más duros del servicio a España, allí donde la lealtad, el valor y la constancia no eran virtudes opcionales, sino condiciones esenciales para sobrevivir.

Mallorca.
Nacido en la isla de Mallorca en 1870, tierra de marineros y hombres recios, José Rodríguez Casademunt llegó al mundo con la determinación marcada en el gesto. Caminaba, dicen, con paso seguro, como si cada sendero fuera ya el preludio de una marcha militar. Su mirada, profunda y serena, contemplaba el horizonte no como frontera, sino como promesa. A los dieciséis años ingresó en la Academia General Militar. Entre el brillo del acero y el olor a pólvora se fraguó su carácter. Salió promovido al empelo de Segundo Teniente de Infantería en 1890 y tuvo como destino el Regimiento de América. Sus instructores afirmaban que era “un soldado de vocación antigua, hecho para tiempos difíciles”. Y no tardó en encontrarlos.


Filipinas.
Su primer gran destino, fue Filipinas, donde el sol ardía como fragua y el combate parecía flotar en el aire. Entre arrozales y selvas densas, Rodríguez Casademunt reveló la verdadera talla de su espíritu. En Arayat, cercado por un enemigo abrumadoramente superior en número, sostuvo la posición con un puñado de hombres exhaustos. No retrocedió. No vaciló. Su voz grave, segura y obstinada mantuvo en pie a sus soldados durante horas, que los debieron parecer eternas. Los insurgentes avanzaban como un oleaje imparable, pero el joven oficial recorrió cada flanco, alentó a sus hombres y llegó a combatir cuerpo a cuerpo aun estando herido.
Cuando todo parecía perdido y el polvo del combate ahogaba incluso la esperanza, su ejemplo encendió lo imposible: sus tropas cargaron con fuerzas que creían ya extinguidas. Aquella defensa memorable no solo salvó vidas; se convirtió en leyenda.
Por su comportamiento obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando, la más alta distinción al valor que, como saben nuestros lectores, otorgan nuestros Ejércitos.
Tras ganar, como Capitán, una Cruz de María Cristina, en 1898, se le concedió el empleo de Comandante por la defensa de la plaza de Manila, volviendo a España herido de gravedad.

Africa. 
Pero su espíritu no se apagó al dejar Filipinas. En África, durante las campañas del norte de Marruecos, volvió a demostrar que su nombre era sinónimo de coraje. Condujo columnas exhaustas, abrió paso por desfiladeros imposibles y se ganó la admiración de sus soldados y el respeto de sus adversarios. Era un jefe justo, austero y valiente, que jamás exigía a un hombre lo que él mismo no estuviera dispuesto a cumplir.
Cada ascenso no era un trámite, sino el reconocimiento a una trayectoria forjada en el fuego del combate. Con los años alcanzó el grado de Teniente General y llegó a ser Capitán General de Canarias, además de presidir el Consejo de las Órdenes Militares, custodio de la tradición castrense con la misma dignidad con la que había combatido.
Había llegado a la cima, pero conservó siempre -según los que le conocían- la humildad del muchacho que un día partió de Mallorca.

El final del camino.
El destino, sin embargo, quiso que su vida concluyera lejos de los honores ganados en batalla. En 1936, en los primeros meses turbulentos de la Guerra Civil, el anciano general -ya en la Reserva, sin mando ni armas y sin enemigos personales- fue encarcelado en la Cárcel Modelo de Madrid. Entre sus fríos muros mantuvo la misma dignidad con la que había pasado sus días como soldado.
La madrugada del 7 de noviembre su nombre apareció entre los que serían conducidos a Paracuellos del Jarama. Partió al amanecer con la serenidad de quien ha vivido siempre conforme a los dictados de su conciencia y la certeza de una vida plena.

Un legado imborrable.
José Rodríguez Casademunt fue un soldado de los que se forjan en la batalla: un hombre de honor, héroe en Filipinas, ejemplo en África, general que llevó la Laureada no como ornamento, sino como cicatriz de una vida entrega y coraje.
Su memoria permanece en los anales de la historia militar, así como en todos aquellos que vemos en su figura un símbolo de valor, lealtad y sacrificio.

Publicado por La Mesa de los Notables.

martes, 25 de noviembre de 2025

HEROE. LA GESTA DE YEBEL MALMUSI.

 

Ayer mismo recibí un magnífico artículo de don Jorge Bernaldo de Quirós, muy bien documentado, sobre el capitán don Miguel Rodríguez Bescansa, fallecido en la acción de Yebel Malmusi, el 22 de septiembre de 1925, que él mismo lideraba. Su heroica muerte tuvo lugar durante un combate durísimo -calificado por muchos como dantesco- tras haber tomado una posición hostil y reorganizado a sus tropas bajo una enorme presión. Aquella hazaña le valió la concesión, a título póstumo, de su segunda Cruz Laureada de San Fernando.

Por lo extenso del artículo, no puedo publicarlo íntegramente en formato blog, como quisiera. No obstante, me he atrevido a preparar un extracto para honrar la memoria de este héroe español en el centenario de su muerte.

EXTRACTO DEL ARTÍCULO DE DON JORGE BERNALDO DE QUIRÓS SOBRE EL BILAUREADO CAPITÁN DON MIGUEL RODRÍGUEZ BESCANSA, EN EL CENTENARIO DE SU FALLECIMIENTO.

Se cumple este año el centenario de la muerte del capitán don Miguel Rodríguez Bescansa, uno de los protagonistas más fulgurantes de las campañas españolas en el Rif. Su figura, tan intensa y luminosa como efímera, parece diluirse en la memoria colectiva, oscurecida por los grandes acontecimientos que sacudieron el siglo XX. Sin embargo, su vida y su muerte resumen con rara pureza el sentido del sacrificio militar, la entrega al deber y la lealtad absoluta hacia los hombres bajo su mando.


Nacido en Pamplona en 1900, Bescansa abrazó la carrera de las armas desde la adolescencia. Con apenas quince años ya conocía el polvo africano, y pronto se ganó fama de oficial impetuoso, siempre dispuesto a aparecer en el punto más comprometido del frente. En aquellas campañas coloniales -marcadas por emboscadas, avances difíciles y un enemigo tenaz- el valor personal era una moneda imprescindible; y el joven navarro parecía poseerlo en grado inusual.
Su primer gran acto de heroísmo se produjo en el bosque de Sidi Dauetz, el 17 de julio de 1925. Allí, bajo fuego intenso y en un terreno confuso, logró reorganizar a sus hombres, animarlos en árabe, tomar el banderín y lanzar una contraofensiva que restableció la posición española. Herido, ocultó su dolor para sostener la moral de la tropa, consciente de que la serenidad del jefe podía decidir el resultado de la jornada. La acción le valió su primera Cruz Laureada de San Fernando, un reconocimiento reservado apenas a unos pocos elegidos.

Poco después fue destinado a la Harca de Muñoz Grandes, donde participó en la operación más audaz del Ejército español en Marruecos: el desembarco de Alhucemas, iniciado el 6 de septiembre de 1925. Según los testimonios, Bescansa fue el primer oficial español en saltar a la playa, y él mismo clavó la bandera en el terreno recién arrebatado al enemigo. Ese gesto, más simbólico que táctico, condensaba la imagen que ya se tenía de él: la del jefe que se gana el respeto ocupando el primer puesto, no el último.
Pero su destino se selló finalmente el 22 de septiembre de 1925, durante un reconocimiento ofensivo en las escarpaduras del Yebel Malmusi. Los destacamentos avanzados habían flaqueado bajo el empuje rifeño, y la situación amenazaba con desbordarse. Bescansa, al frente de su Tabor, avanzó sin esperar órdenes, sosteniendo la línea, arengando a sus hombres, abriéndose paso entre trincheras, humo y gritos. Allí cayó buena parte de su mando.

Ordenada la retirada, supo que uno de sus Caídes había quedado tendido en el campo. Pudo retirarse y alegar que la misión estaba cumplida. Pero volvió. Esa decisión -tan humana como temeraria- definió su figura más que todos sus actos anteriores. En la penumbra del combate, mientras intentaba recuperar el cuerpo del compañero caído, un disparo en la cabeza lo derribó para siempre. Su vida se extinguió en el mismo gesto de lealtad que pretendía rendir a uno de los suyos.
Por aquella acción fue reconocido con su segunda Laureada, una distinción excepcional que solo comparte, en su siglo, con el general José Enrique Varela. Pero mientras Varela prolongó su vida hasta convertirse en figura central del Ejército español, Bescansa quedó detenido para siempre en la edad heroica: veinticinco años de vida y dos Laureadas en el pecho, símbolo perfecto del sacrificio llevado hasta el extremo.

Su memoria, sin embargo, quedó relegada con el paso del tiempo. La Guerra Civil, la posguerra y las transformaciones del país desdibujaron la épica africana y sus protagonistas. Revivir hoy la figura de Bescansa no significa ignorar la complejidad moral de las guerras coloniales; significa, en cambio, reconocer el valor individual, la responsabilidad del mando y la nobleza del gesto final que define una vida.
A cien años de su muerte, el nombre de Miguel Rodríguez Bescansa nos devuelve a una verdad sencilla y antigua: que hay hombres que, en el momento decisivo, eligen correr hacia el peligro para no dejar atrás a los suyos. Esa elección, más que ninguna condecoración, es lo que justifica que su historia se siga contando. Es, también, lo que convierte su muerte en un símbolo perdurable de lealtad, coraje y humanidad en medio del combate.

Publicado por La Mesa de los Notables.