viernes, 19 de enero de 2024

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA NUEVA ESPAÑA EN MEMORIA DE ROGELIO DÍAZ-AGERO.

 

Como entrada del día de hoy, extraemos el texto del artículo  publicado el pasado día 17 en  La Nueva España,  en memoria del consejero del Real Cuerpo de la Nobleza asturiana don Rogelio Díaz-Agero", por doña María José Iglesias.

Fallece Rogelio Díaz-Agero, consejero del Real Cuerpo de la Nobleza de Asturias.

María José Iglesias.

El ovetense salvó la vida de niño, cuando, en plena guerra, pudo huir de Oviedo en una furgoneta de reparto de La Nueva España.

Rogelio Díaz-Agero Solís, caballero del Cuerpo de la Nobleza de Asturias y miembro de su consejo de nobles, falleció este lunes en Oviedo, a los 90 años, dejando una gran tristeza en su familia y en quienes le conocieron. Todos coinciden en resaltar su carácter afable y su exquisito saber estar, siempre dispuesto a ayudar en todo lo necesario.

Así lo aseguraba ayer el canciller de la corporación nobiliaria asturiana, Manuel Ruiz de Bucesta, desolado ante la noticia, al igual que Alfredo Leonard, Ángel Bueres y Manuel Rodríguez de Maribona. «Era una buenísima persona, perdemos a un gran baluarte; deja un vacío difícil de llenar», indicaron.

Díaz-Agero era, ante todo, amante de su familia, y especialmente de su esposa Mary Cruz García Álvarez, y sus hijos: Cristina, Javier, Belén y Marta, de quienes se sentía especialmente orgulloso. Sus nietos eran otra de sus pasiones. También tenía cuatro hermanos: Juana María, Agustín, Julia y María José Díaz-Agero Solís.

Lector fiel.

Por encima de todo, Rogelio Díaz-Agero se sentía español y orgulloso de su estirpe asturiana. Oviedo era para él la mejor ciudad del mundo y LA NUEVA ESPAÑA su periódico de cabecera desde niño. Así lo relataba a este diario con motivo de un artículo publicado por el 75º aniversario del periódico.
«LA NUEVA ESPAÑA siempre ha estado presente en casa y hasta me salvó la vida», decía entonces. Y es que en plena Guerra Civil y cuando más arreciaban los bombardeos sobre Oviedo, siendo un niño de corta edad, logró salir de la ciudad junto a su familia en una furgoneta de reparto del periódico que iba con destino a Vegadeo.

Díaz-Agero vivía muy cerca de la redacción central del periódico, ubicada en la calle Leopoldo Calvo-Sotelo. En estas instalaciones se imprimió también el periódico hasta 1990 y él se acostumbró tanto al ruido de la antigua rotativa que, tal como contaba, con él se dormía muchas noches. «Cuando se trasladó (la rotativa) al polígono de Silvota casi echo de menos aquel arrullo del papel volando por las entrañas de la máquina, imprimiéndose. Mi periódico de toda la vida es LA NUEVA ESPAÑA», señalaba entonces. El funeral de cuerpo presente se celebrará hoy (en referencia al día 17 de enero actual) en la iglesia parroquial de san Francisco de Asis. A continuación los restos mortales de Rogelio Díaz-Agero recibirán cristiana sepultura en el cementerio de El Salvador.

La Nueva España 17 de enero de 2024.

Publicado por La Mesa de los Notables.