Para buscar los orígenes de
esta institución hay que remontarse a 1927, año cargado de acontecimientos para la Ciudad Imperial, al
conmemorarse el VII centenario del inicio de la construcción de la Catedral
Primada, coincidiendo también con el primer aniversario de la Coronación de la Virgen
del Sagrario, patrona de la ciudad, y
con el III Congreso Eucarístico Nacional que se celebró bajo la
dirección del cardenal primado y canciller mayor de Castilla Monseñor Enrique
Reig Casanova.
Cruz usada en el hábito por el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro de Toledo. |
FR y AR./ La Mesa de los Notables.
El doctor Reig Casanova,
arzobispo de Toledo y primado de España, que desafortunadamente falleció el día
25 de agosto de ese mismo año, quiso constituir un capítulo de caballeros
inspirado en las antiguas caballerías cristianas, que reuniera entre sus filas
a lo más granado de la sociedad toledana de aquel momento. Su ilusión fue
dar lucimiento, con el boato y colorido que aportarían los hábitos de esa
caballería, a las fiestas religiosas de la Ciudad Imperial, además de hacer
partícipe a los miembros del Capítulo de la vida religiosa de la ciudad.
Los primeros en hacerse eco del
proyecto de Monseñor Reig Casanova fueron el canónigo don Rafael Martínez, el
ingeniero don Luis Barber y el delegado de Hacienda don Francisco Aparici, por
aquellos entonces hermanos de la Real e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de
la Soledad.
Pero sería su sucesor, el Enmo
y Rvdmo cardenal don Pedro Segura Sáenz, el 23 de enero de 1928, el que
impulsara definitivamente y llevase a buen fin el proyecto de su antecesor.
Los primeros pasos se dieron a
las pocas semanas de su nombramiento y tras la celebración de la primera misa,
que por el rito mozárabe, oficiaba el nuevo cardenal. A los actos religiosos, a
los que asistió el rey don Alfonso XIII junto con las más insignes
personalidades civiles y militares, además de por los caballeros más notables
de Toledo, fueron invitados expresamente y a tal fin por el cardenal los
señores don Rafael Martínez Vega, don
Luis Barber y don Francisco Aparici.
Durante los días 20 y 25 de
febrero de 1928 el cardenal mantuvo provechosas reuniones con los señores
Martínez, Barber y Aparici. El 1 de marzo de ese mismo año, en el despacho del
titular de la Delegación de Hacienda de Toledo se reunieron cuarenta
caballeros, a requerimiento de los tres
mencionados, fijándose en la misma las bases de lo que a no muy tardar, sería
primero, el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro y de la Soledad y
posteriormente el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro de Toledo.
la primera junta, que se nutría
mayoritariamente de hermanos de la Soledad, quedó constituida de la siguiente
manera:
Prioste: don Luis Barber,
capellán: don Rafael Martínez Vega, consiliario: don Elías Montoya, conde de Casafuerte; tesorero:
don Gregorio Ledesma,vicetesorero: don Dionisio Torrija; secretarios: don
Constantino Rodríguez, don Carlos Guerra, coronel director de la Academia de
Infantería; don Leopoldo Díaz, presidente de la Diputación y don Francisco
Aparici, delegado de Hacienda; y camareras: doña Doña Carmen Grondona de Barber
y doña Asunción González-Blasco de Vegue.
Posteriormente se unirían a
esta primera junta don Ángel María Acevedo, párroco de Santas Justa y Rufina y
don Adolfo González Vegue, hermano mayor de la Real Cofradía de Nuestra Señora
de la Soledad, estableciendo la primera
Casa Capitular en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina de la ciudad de
Toledo.
El día 10 de marzo de 1928 y
ante el cardenal primado, en el Palacio Arzobispal, con las formalidades y el protocolo correspondiente, fue presentado
el Capítulo, su hábito y los recién constituidos estatutos por los que se
regiría, quedando formalmente constituido. Aunque realmente no sería hasta 1974
cuando se erigies, tal y como lo conocemos hoy día, con la aprobación del
entonces arzobispo de Toledo, el cardenal don Marcelo Martín.
Sus constituciones son de
riguroso cumplimiento y hacen que la
admisión de cualquier nuevo miembro se decida por unanimidad y mediante voto
secreto, usando para tal fin el sistema
de bolas blancas y negras a imagen y semejanza de lo acostumbrado en los
antiguos Tribunales Eclesiásticos Españoles.
El postulante, además de
demostrar ciertas virtudes cristianas, debe de estar en posesión de titulación
universitaria, ser militar de carrera o ejercer cargo público, pudiendo suplir
estos requisitos con una prueba indubitada de nobleza.
El Capítulo toma como hábito el
lienzo blanco marfil, a imagen del manto de ceremonia de los cruzados en Tierra
Santa, y la cruz de Jerusalén (cruz potenzada) de gules, sobre el brazo
izquierdo, como símbolo del lugar donde se encuentra el Santo Sepulcro. El
manto queda fijado por sendos cordones granates que le cuelgan desde el cuello.
Como prenda de cabeza usan
birrete blanco con borlón de seda roja en el centro.
La empresa distintiva es la
cruz de Jerusalén sobre un águila bicéfala superada por una corona real.
Un ejemplo del manto, empresa y birrete del Capítulo. |
Desde sus inicios y hasta la
actualidad el Capítulo se constituye como Guardia de Honor del Cardenal
Primado, ostentando desde sus orígenes la dignidad de prioste de honor el titular de la Diócesis de Toledo.
El Capítulo, corporativamente,
procesiona durante el Corpus y tiene su
casa capitular en el Real Monasterio de Santa Isabel de los Reyes, plaza de
Santa Isabel (Toledo), y su sede de honor en la capilla del Palacio Arzobispal
de Toledo.
El Capítulo mantiene un website
en la siguiente dirección: http://www.santosepulcro.org/
Bibliografía:
-Webstite: http://www.santosepulcro.org/
-Caballeros del siglo XXI
"Vindicación jurídica y sentimental de las corporaciones nobiliarias
españolas". Fernando García-Mercadal y García-Loygorri y Manuel Fuertes de
Gilbert y Rojo.
Publicado por La mesa de los
Notables.