Buscando algunos datos
por la red, hemos encontrado un interesante artículo de don César Cervera publicado el 20 del pasado mes de diciembre de 2018 en el diario ABC. Por
el interés que puede suscitar, lo hemos querido reproducir de manera íntegra en
nuestro blog.
Ni nacionalista ni
carlista: el verdadero origen de la Cruz de Borgoña está en el Imperio español.
Muchas banderas, guiones
y estandartes actuales del Ejército español siguen presentando este emblema. Un
claro ejemplo lo constituyen los guiones y estandartes de la Guardia Real, así
como el Escudo de Armas del Rey Juan Carlos I, no así el de Felipe VI.
César Cervera.
La Cruz de Borgoña está
identificada por la Policía Nacional como un símbolo de odio en su catálogo de
banderas colocadas por los ultras en los estadios de fútbol. Sin embargo, esta
vieja enseña del Imperio Español no adquirió hasta 1935 su vinculación con los
grupos carlistas, que, en la época de Manuel Fal Conde, coincidiendo con la
reorganización del Requeté, asumió la Cruz de Borgoña como el símbolo principal
de los regimientos tradicionalistas de cara a la Guerra Civil.
A la apropiación
carlista se une el habitual error de confundir la Cruz de Borgoña con otras
banderas que incluyen la Cruz de San Andrés (esto es, unas aspas sin nudos en
distintos colores), diluyendo por completo el origen de este símbolo de gran
peso histórico para el Ejército y los españoles.
El Regimiento Asturias durante una carga, por Augusto Ferrer-Dalmau. |
La antigua enseña del
Imperio Español fue usada, tradicionalmente, por la Casa de Borgoña a modo de
distintivo, y con la llegada de Felipe «el Hermoso», casado con Juana «La
Loca», desembarcó en la península a principios del siglo XVI. La bandera emplea
como elemento central la llamada Cruz de San Andrés, una cruz en forma de aspa
(con dos ángulos agudos y dos ángulos obtusos) que representa el martirio de
este apóstol. Según una tradición muy antigua, San Andrés fue crucificado en
Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Lo amarraron a una cruz en
forma de X y allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó
para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban.
Lo que diferencia a la
Cruz de Borgoña de otras Cruces de San Andrés es que se representa con los
nudos de los troncos de las aspas en los lugares donde se cortaron las ramas.
Los troncos rugosos en los que fue crucificado el santo.
Con la dinastía de los
Austrias, emparentados a su vez con la Casa de Borgoña, se adoptó como elemento
común para las banderas españolas de la época y los estandartes militares. En
tierra, esta bandera ondeó probablemente por primera vez como insignia española
en la batalla de Pavía, en 1525, aunque el ejército de Carlos I era más bien
hispano-germano. Posteriormente se convirtió en la más característica de las
utilizadas por los tercios españoles y regimientos de infantería del Imperio
español durante los siglos XVI, XVII, XVIII y comienzos del XIX.
Crucifixión de San Andrés, por Juan Correa de Vivar. |
De Juan Carlos I a la
Florida.
La bandera fue el
símbolo vexilológico por excelencia de España hasta el advenimiento de la Casa
de Borbón en la figura de Felipe V. No obstante, este Monarca mantuvo la
importancia militar de esta cruz. En un decreto de febrero de 1707 decía:
«Y es mi voluntad que
cada cuerpo traiga una bandera coronela blanca con la cruz de Borgoña, según
estilo de mis tropas, a que he mandado añadir dos castillos y dos leones,
repartidos en cuatro blancos, y cuatro coronas que cierran las puntas de las
aspas».
Durante la Guerra de
Sucesión, tanto unidades del bando austracista como del borbón habían portado
esta enseña, por lo que era imperativo sustituir progresivamente el diseño en
favor de las armas reales sobre paño blanco característico de esta dinastía.
Este paño blanco (propio de la Casa de Borbón) también se utilizó en el siglo
XVIII por las distintas ramas de los Borbones que reinaban en Francia, Nápoles,
Toscana, Parma o Sicilia, además de España, por lo que Carlos III decidió
cambiar el pabellón nacional a la actual rojigualda, en su génesis solo para la
Armada, para diferenciarse mejor de estas otras naciones.
En cualquier caso, la
Cruz de Borgoña seguiría muy presente en la vexilología patria. Muchas banderas,
guiones y estandartes actuales del Ejército español siguen presentando este
emblema. Un claro ejemplo lo constituyen los guiones y estandartes de la
Guardia Real, así como el Escudo de Armas del Rey Juan Carlos I, no así el de
Felipe VI. A nivel aéreo, el símbolo fue adoptado en el Ejército del Aire poco
tiempo después de la creación de esta fuerza en España a partir de 1939, cuando
se creó el Ministerio del Aire. Los aviones militares españoles aún incluyen en
su cola esta cruz .
Del mismo modo, el pasado
hispánico de numerosos territorios americanos se deja sentir en la importancia
que juega en sus banderas la Cruz de San Andrés, en especial la de Borgoña,
entre ellas la de la ciudad de Valdivia (Chile), la de los estados
estadounidenses de Florida y Alabama o la del Regimiento de Infantería 1
«Patricios» de Buenos Aires.
Identificada como
bandera carlista.
Más allá del plano
militar, la bandera de Borgoña está vinculada en la actualidad al movimiento
carlista –surgido en el siglo XIX a favor del pretendiente al trono Carlos
María Isidro–. No en vano, cabe recordar que durante la primera guerra carlista
de 1833-1840, la borgoñona aún seguía siendo la bandera del Ejército, o sea, de
las fuerzas regulares de Isabel II (el Ejército no adoptó la rojigualda hasta
1843). Por tanto, aunque muchas unidades carlistas emplearon la bandera
borgoñesa durante el conflicto, su vinculación como enseña oficial del bando
carlista es muy posterior.
El 24 de abril de 1935,
coincidiendo con la reorganización del Requeté, se estableció su preeminencia
entre carlistas, y durante la Guerra Civil Española distintos regimientos
tradicionalistas y requetés carlistas la usaron dentro del bando nacional.
En este sentido, la
«ikurriña» como otras muchas banderas nacionales y europeas incluye una Cruz de
San Andrés, en concreto verde, basándose en el escudo del Señorío de Vizcaya.
Su origen no tiene nada que ver con la Cruz de Borgoña ni con el carlismo, sino
con los círculos nacionalistas de principio del siglo XX y su intento de ensalzar
Vizcaya como un territorio con una historia propia. De hecho, fue diseñada por
Sabino y Luis Arana con la idea de que representara solo a Vizcaya, e incluso
se negaron a que su bandera fuera usada para representar a todos los vascos.
Nadie hizo caso a los
hermanos que, en 1931, volvieron a levantar una protesta cuando los
nacionalistas propusieron formalmente que su «ikurriña» fuera la bandera
oficial de todos los vascos.
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Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster ABC. En la actualidad, César Cervera, es redactor en la edición digital del diario ABC especializado en temas de Historia.
Publicado por La Mesa de
los Notables.