Por su indudable
interés, con la entrada de hoy, queremos hacernos eco de un artículo publicado en el último número
de la revista Cuadernos de Ayala.
XXX ANIVERSARIO DE LA
CREACIÓN DEL CARGO Y OFICIO DE CRONISTA DE ARMAS DE CASTILLA Y LEÓN
(1991-2021).
Al cumplirse el
trigésimo aniversario de la creación, en 1991, del cargo de Cronista de Armas
de Castilla y León, por parte de la Junta de Castilla y León, parece
insoslayable hacer memoria de la que es, hoy por hoy, la única autoridad
pública unipersonal que en materia heráldica -pero también genealógica, y hasta
nobiliaria- existe en España.
La creación del cargo,
es bien sabido, se realizó mediante el Decreto 105/1991, de 9 de mayo, de la
Consejería de Presidencia y Administración Territorial de la Comunidad Autónoma
de Castilla y León, que regula el procedimiento y normas heráldicas de
aprobación, modificación y rehabilitación de escudos y banderas municipales
de esta Comunidad Autónoma, que es la segunda más grande en extensión de toda
la Unión Europea (después de Baviera). Esta norma fue publicada en el Boletín
Oficial de Castilla y León de 16 de mayo siguiente.
La finalidad principal
de esta decisión política no era otra que la de dotarse de un órgano
consultivo, en este caso unipersonal, con el fin de evitar en lo posible los
desaciertos a la hora de aprobar la adopción de nuevas armerías y enseñas, o la
modificación de las existentes, por parte de las instituciones públicas. Pero
la voluntad de la Junta de Castilla y León, entonces presidida por el Excmo.
Señor D. Jesús de Posada Moreno -más tarde ministro de Agricultura, Pesca y
Alimentación, ministro de Administraciones Públicas, y presidente del Congreso
de los Diputados- , iba más allá de lo meramente consultivo: como explica el
artículo 16 de dicho Decreto, se quiso también poner a disposición de los
ciudadanos un órgano que, mediante un registro público gratuito, garantizase y
legitimase el uso de armerías por parte de los particulares, ya fuesen personas
físicas o jurídicas.
Recordemos que, en la
tradición castellana y leonesa, el uso de emblemas heráldicos no constituyó
nunca prueba de nobleza, ni estuvo limitado al estamento nobiliario. Tampoco
los reyes de armas de los reinos de Castilla y León tuvieron nunca una marca
territorial definida, como ocurría en otras regiones de Europa. A tenor de los
artículos 15, 16 y 17 de dicho Decreto 109/1991, el nuevo cargo quedó adscrito
a la Consejería de Presidencia y Administración Territorial, y se conformó como
una función pública, de desempeño gratuito, al servicio tanto de la
Administración regional, como de los ciudadanos particulares. En el albalá o
diploma de nombramiento, suscrito por el Presidente de la Junta de Castilla y
León y el Consejero de Presidencia, se especificaban las competencias
inherentes al mismo, de las que no se daba cuenta tan por menor en el
mencionado Decreto publicado en el diario oficial, a saber: que desde hoy en
adelante os podáis seguir nombrando y titulando Cronista de Armas de Castilla y
León, ostentando todas las facultades y competencias, honores y distinciones,
de los antiguos Cronistas Reyes de Armas de Castilla y León, pudiendo por tanto
firmar como tal los informes y dictámenes que esta Junta de Castilla y León os
solicite en las materias de vuestra competencia, expedir las certificaciones de
genealogía, nobleza y escudos de armas, ... las confirmaciones , atribuciones
de nuevas armerías y autorizaciones de uso que os fueran solicitadas por los
particulares, ... usar las insignias tradicionales de este oficio, y nombraros
al suscribir con el título de “Castilla y León”.
Es justo destacar que,
contra lo que han afirmado en ocasiones pasadas algunas personas escasamente
informadas, o movidas por espúreos intereses, el Cronista de Armas de
Castilla y León dispone así de plenas facultades y competencias legales para
certificar y registrar armerías, a la par que también para certificar
genealogías, nobleza y pruebas nobiliarias. Y estas certificaciones gozan del
carácter de documento oficial en el Reino de España, al estar suscritas, en el
ejercicio de la función pública, por un alto cargo de la Administración Pública
del Estado español. Al respecto, es
sabido que la Junta de Castilla y León acordó la creación del cargo porque las
facultades y competencias públicas en materia de administración local y
territorial, patrimonio histórico, tradiciones y fomento de la Cultura le
habían sido reconocidas, en virtud del artículo 26 del Estatuto de Autonomía
aprobado en 1983, y transferidas por la Administración Central mediante los
Reales Decretos 2469/1982 y 3019/1983. En cuyos campos competenciales sin duda
se enmarca este asunto, y no solo en el marco del sistema nobiliario o premial
dependiente del Ministerio de Justicia -que para nada realiza estas funciones
heráldicas, como tiene declarada la práctica administrativa, así como el
Consejo de Estado en su Dictamen 2047/2004-.
Siendo notorio, en todo caso, que
posteriormente la Comunidad Autónoma de Castilla y León recibió del Ministerio
de Justicia, la transferencia de las funciones atinentes a la Administración de
Justicia, mediante la Ley Orgánica 14/2007, de reforma de su Estatuto de
Autonomía. Creado el cargo de Cronista de Armas, enseguida, mediante el Decreto
111/1999, de 15 de mayo (Boletín Oficial de Castilla y León de 16 de mayo), fue
designado para servirlo el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués
de la Floresta, entonces director de la Real Academia Matritense de Heráldica y
Genealogía, autor de varias obras sobre temas históricos y genealógicos,
emblemas heráldicos y banderas, abogado en ejercicio y vecino de Segovia. Tanto
S.M. el Rey, como el Ministerio de Justicia, como otras muchas instituciones y
personalidades, tuvieron inmediato conocimiento de la novedad administrativa, y
la acogieron y aprobaron.
Al realizarse el nombramiento mediante Decreto de
la Presidencia, y publicarse en el Boletín Oficial de Castilla y León, el
nombrado adquirió la condición de Alto Cargo -en la Comunidad Autónoma de
Castilla y León, tan solo son nombrados por Decreto, el propio presidente y los
consejeros de la Junta-. Y, en este sentido, por resolución dictada en 1991 por
la Consejería de Presidencia y Administración Territorial, se le reconoció el
rango de Director General, tal y como consta además en las sucesivas ediciones
de la Agenda Oficial de la Junta de Castilla y León, con el expreso tratamiento
de Excmo. Señor. El nuevo Cronista de Armas de Castilla y León dio comienzo a
sus trabajos redactando y enviando notificación oficial de su nombramiento y
facultades a todas las Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos de Castilla y
León (más de dos mil); al documento acompañaba un cuestionario sobre los
emblemas heráldicos, enseñas, medallas y tratamientos honoríficos corporativos
dirigido a todos ellos con el fin de que, confeccionada por los mismos,
proporcionasen a la nueva institución, con la mayor diligencia y exhaustividad,
semejante valiosa información.
La respuesta de los organismos interesados fue
muy satisfactoria, y con aquellos antecedentes fue posible obtener una primera
noticia, bastante fidedigna, del estado legal y fáctico de los símbolos y
emblemas públicos de Castilla y León. Desde 1991, el Cronista de Armas ha
redactado y emitido, en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 6º del
Decreto 105/1991, hasta 1.338 informes relativos a la adopción o modificación
de armerías y enseñas municipales. La media ha sido de unos 44 informes cada
año, aunque en varias ocasiones su número ha sobrepasado ampliamente el
centenar -en 1998, fueron 117-. Es de significar que no todos estos informes
han versado sobre materia heráldica o de emblemática municipal en general: los
ha habido atinentes a las propias armerías de la Junta de Castilla y León
(informes 30/1992, 12/1993 y 1/2001), de la Excelentísima Diputación Provincial
de Salamanca (informe 19/1996), así como sobre la destrucción de piezas
heráldicas o traslados ilegales de las mismas (por ejemplo, el informe 6/1991).
Ni que decir tiene que las anécdotas surgidas o acontecidas a lo largo de la
ejecución de sus correspondientes expedientes han sido numerosas y, a veces,
sorprendentes.
Simultáneamente, y en
cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 16 del repetido Decreto 105/1991,
el Cronista de Armas dio comienzo a la expedición y registro de Certificación
de Armas (y en su caso de Genealogía y Nobleza), a petición de ciudadanos
particulares. Hay que señalar que su número no ha sido nunca muy elevado, en comparación
con el de los informes municipales: hasta ahora suman 912 documentos, apenas
una media de 30 al año. Y, hasta que la Subsecretaría del Ministerio de
Justicia suspendió en 1994 la firma de reconocimiento de la del Cronista de
Armas, todas las Certificaciones de Armas expedidas fueron suscritas por
delegación del propio Subsecretario del ramo; y después de dicha fecha, por el
Director de Administración Local del Ministerio para las Administraciones
Públicas. En muchas ocasiones, aunque no con generalidad, un edicto de estas
certificaciones de armas ha sido publicado en el Boletín Oficial de Castilla y
León.
Entre estos documentos heráldicos se cuentan los de atribución de
armerías, al ser ennoblecidos mediante título por S.M. el Rey, al maestro Joaquín
Rodrigo, Marqués de los Jardines de Aranjuez (1992); al general D. Sabino
Fernández Campo, Conde de Latores y Jefe de la Casa de S.M. (1992); y al
profesor y académico D. Emilio García Gómez, Conde de los Alixares (1995). Y
por cierto que S.M. el Rey Don Juan Carlos I se dignó, nada menos que en cinco
ocasiones, suscribir y aprobar de propia manu regia, las armerías atribuidas
por el Cronista de Armas de Castilla y León a los mencionados Latores y
Alixares, al almirante Poole, jefe del Cuarto Militar de S.M. (1993), y a dos
Jefes de Estado, nada menos: Su Alteza Eminentísima el Príncipe y Gran Maestre
de la Orden de Malta (2008), y Su Excelencia Viktor Yanukovych, Presidente de
Ucrania (2011). El propio Monarca, en solemne ocasión palatina, presentó a
Floresta al Gran Maestre de Malta, como my king of arms. Y también en este
aspecto las anécdotas han sido frecuentes, aunque a veces menos simpáticas,
porque, junto a honestos ciudadanos interesados en registrar públicamente sus
armerías, se han acercado al Cronista de Armas algunos pícaros y desaprensivos
cuyas pretensiones dudosas han sido en general rechazadas y sus promotores no
han conseguido sus propósitos. En algún caso, ha sido precisa la posterior
anulación del documento, e incluso la intervención policial y judicial, por
tratarse de presuntos actos delictivos de falsedad documental. Es notable el
hecho de que el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la
Floresta, designado Cronista de Armas de Castilla y León en 1991, se ha
demostrado desde entonces una persona muy idónea para el desempeño del cargo,
toda vez que son muy escasos los académicos que en la España de hoy pueden
exhibir tres doctorados obtenidos en tres Universidades públicas distintas, la
pertenencia a dos de las Reales Academias que integran el Instituto de España
-y a otras diez asociadas al mismo-, y la publicación de 49 libros y más de
quinientos artículos y monografías sobre las instituciones nobiliarias , heráldicas
y premiales -Floresta es hoy el primer especialista en las Órdenes y
condecoraciones españolas-.
La Corona y el Gobierno de España le han
distinguido en quince ocasiones con las insignias de las Órdenes civiles y
militares españolas: es comendador de la exclusiva Real y Distinguida Orden
Española de Carlos III, y comendador de número de las de Isabel la Católica,
Mérito Civil, Beneficencia y San Raimundo de Peñafort, y tiene otras
condecoraciones. Lo mismo han hecho otros nueve Gobiernos extranjeros: es
caballero de la Orden de la Legión de Honor (Francia) y de la Orden al Mérito
de la República Italiana, comendador de la Orden Militar de Santiago de la
Espada (Portugal) y de la Orden de la Stella d’Italia, gran oficial de la Orden
del Quetzal (Guatemala) y collar de la Orden de Francisco Morazán (El
Salvador).
A más, es una
personalidad muy imbricada y muy activa en los ámbitos culturales y
universitarios de Castilla y León, pero también ubicua en los correspondientes
círculos culturales y académicos de la capital de España, de buena parte de la
Unión Europea e incluso de la América hispana. Toda su actividad ha redundado
en el prestigio del cargo, y sobre todo en el renombre de la Comunidad Autónoma
de Castilla y León, tanto en España, como en Europa, como en toda América.
En país como el nuestro,
en que la envidia es practicada asiduamente por la generalidad de la población,
no parece ocioso recordar que los frecuentes, inmisericordes e inicuos ataques
personales que en todo este tiempo ha padecido el Dr. Marqués de la Floresta, desde
algunos sectores de poca estimación académica, o por parte de conocidos
personajes que fungen en el peculiar mundillo de los genealogistas y de los
merodeadores de la Historia, no son sino la mejor evidencia de su buen hacer y
de sus grandes logros. En resumen, a la vista del éxito obtenido durante estos
treinta años, creemos que la iniciativa de la Junta de Castilla y León fue muy
acertada, al dotarse no solamente de un órgano consultivo en materia de
emblemas heráldicos y enseñas municipales, sino que al propio tiempo recuperaba
una figura, la del oficial de armas, bien arraigada en el patrimonio histórico
inmaterial de Castilla y León. Habiendo transcurrido ya un periodo más que
razonable, los autores no tienen dudas de que la extensa labor desarrollada por
el Doctor Ceballos-Escalera a lo largo de estos treinta años que ahora se
conmemoran, avalan ese acierto político, administrativo y cultural. Y también,
como hemos evidenciado, personal. Y por parte de la comunidad heráldica
nacional e internacional, sólo plácemes merece aquella iniciativa, que ha
permitido al Reino de España conservar la añeja figura del oficial de armas
público, y nada menos que encarnada en una personalidad de tan alto rango
cultural y académico, egregio sin duda alguna, y cuyos conocimientos y
servicios en el campo de la Heráldica no pueden compararse a los de ningún otro
de nuestros compatriotas vivos -porque, además, fue el fundador y primer
Director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía-. ¡Laus Deo!
La Redacción de
Cuadernos de Ayala.
Artículo original aquí.
Publicado por La Mesa de
los Notables.