Don Javier
Alvarado Planas en su obra "La ceremonia de armar caballeros y otros estudios", nos habla de los orígenes del ceremonial de investidura
de armas como evolución natural del rito militar romano, germano y
feudal, siguiendo un proceso y lógico desarrollo desde sus inicios, mucho más allá de la
Edad Media, hasta nuestros días.
En esa
misma línea, queremos publicar unas breves notas sobre
la última Ceremonia de Entrega de Sables que se llevó a cabo el pasado día 25 de mayo del actual 2021 en la
Academia General Militar de Zaragoza.
El
día 25 de mayo de 2021, se ha celebrado en la Academia General Militar de
Zaragoza la Ceremonia de Entrega de Sables a la LXXX Promoción de alumnos del
Cuerpo General y de la Guardia Civil que se encuentran cursando su primer año
en este centro militar.
Este
acto, uno de los más significativos en la vida de cualquier alumno de esta institución, simboliza la obtención del
título de Caballero o Dama Cadete, que se materializa al serle entregado, por
un compañero de un curso superior, su primer
sable como distintivo de su nueva condición de futuro Oficial. Ambos
Cadetes terminan fundidos en un fraternal abrazo a modo de bienvenida a su nueva vida en la profesión
de las armas.
Entrega de Sables entre dos Cadetes (imagen de archivo AGM). |
Al
inicio del acto y con tan solo unos minutos en formación, se percibe que
hay mucho más detrás de lo que parece
una ceremonia, a priori sencilla aunque no exenta de solemnidad, en la que el
Cadete siente que comienza a formar parte de algo que lleva existiendo desde
hace siglos y continúa respondiendo a los mismos códigos y valores que se
encuentran íntimamente relacionados con la milicia desde sus albores.
Para
poder entender los orígenes de esta antigua tradición, si nos remitimos a las
fuentes documentales, tendríamos que remontarnos mucho más allá de la Edad
Media y buscar su esencia en la conjunción de la imposición del “cingulum militiae” al “miles”romano y la
entrega de la espada al guerrero en la sociedad germana, cuando éste alcanzaba
la mayoría de edad.
No
debemos olvidar que durante el último periodo del Imperio de Occidente, los
Ejércitos de Roma estaban compuestos por un gran contingente de tropas con soldados de origen germánico, y esto pudo haber dado lugar a prácticas en
las que se integrasen ambas tradiciones convirtiéndose el primitivo cordón
púrpura y dorado, que componía el cíngulo militar, en un auténtico cinturón de
donde el neófito en la milicia pendía el arma que acababa de recibir.
El Cadete de 2ª Curso don Gonzalo Martín Rodríguez de Austria, después de apadrinar al Cadete de 1º don Alejandro Riestra Martínez (archivo del autor). |
Según
Javier Alvarado Planas, en su libro “La ceremonia de armar caballeros y otros estudios”, los romanos
también asociaban la entrega de la espada con el acto de investidura o toma de
posesión de mando, así este arma además
de su función militar, con el paso de los siglos, fue adquiriendo una profunda
simbología que ha pervivido hasta nuestros días. Su forma e incluso la manera
de llevarla e integrarla en la vestimenta o en el uniforme, servía para
distinguir a un caballero de otro que no lo fuera. Su función social era más
que evidente.
Estas
tradiciones castrenses alcanzaron su esplendor durante la Edad Media en la que
se combinaban con ritos litúrgicos, dando lugar a ceremonias como la de la
bendición y vela de armas la noche anterior a llevarlas por primera vez (“pasar
la noche en blanco”) (1), y en las que se introdujeron fórmulas como la del “juramento” y el “espaldarazo”
que ha sobrevivido hasta el día de hoy en forma de abrazo con el que se recibe
al neófito en el oficio de las armas.
(1)Debido
al color de la túnica con la que el postulante pasaba la noche velando armas.
Bibliografía consultada: La
Ceremonia de Armar Caballeros y otros Estudios, de Javier Alvarado Planas.
Publicado
por La Mesa de los Notables.