martes, 6 de mayo de 2025

¿CÓMO SE ELIGE UN PAPA? EL CÓNCLAVE: HISTORIA Y ACTUALIDAD.

 Francisco Acedo Fernández.

1.Introducción.

Una vez celebradas las solemnes exequias del Papa Francisco, el Colegio de Cardenales, reunido en Congregación General, ha decidido que el cónclave para la elección del nuevo Sucesor de Pedro dé comienzo el próximo miércoles 7 de mayo, conforme a lo dispuesto por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis y el derecho canónico vigente.
La convocatoria del cónclave marca el momento culminante del período de Sede Vacante: el paso de la espera orante a la acción decisiva. La Iglesia universal, unida en plegaria, acompaña este proceso que combina la libertad de los electores, la asistencia del Espíritu Santo y la responsabilidad histórica de quienes deben elegir al nuevo Romano Pontífice.
A solicitud de la Mesa de los Notables —a quienes reiteramos nuestro agradecimiento — presentamos este artículo destinado a ofrecer una visión rigurosa, ordenada y documentada del cónclave: su fundamento jurídico, su evolución histórica, su desarrollo práctico y las novedades introducidas en tiempos recientes.
Lejos de las simplificaciones mediáticas, el cónclave es un acto de fe y de responsabilidad: un momento en que la Tradición, el derecho y la historia convergen para garantizar la continuidad de la misión apostólica en la Iglesia de Cristo.

2. Fundamento jurídico del cónclave.

2.1. Universi Dominici Gregis y modificaciones posteriores.
El marco normativo actual que regula la elección del Romano Pontífice se encuentra principalmente en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (22 de febrero de 1996), promulgada por san Juan Pablo II. Este documento sistematizó, actualizó y reemplazó la normativa anterior (Romano Pontifici Eligendo, 1975), adaptándola a los desafíos contemporáneos.
La Universi Dominici Gregis establece:
- La composición del colegio electoral, formado exclusivamente por cardenales menores de ochenta años cumplidos antes del día de la muerte o renuncia del Papa (n. 33).
- La obligación del secreto absoluto sobre las deliberaciones y votaciones, bajo pena de excomunión automática (n. 55).
- El procedimiento detallado de las votaciones, el modo de escrutinio y la proclamación del electo.
El Papa Benedicto XVI, conocedor profundo del derecho canónico y de la historia de los cónclaves, realizó ajustes importantes a las normas establecidas por Juan Pablo II en Universi Dominici Gregis.
Sus principales reformas, recogidas en dos motu propriis (De aliquibus mutationibus, 2007, y Normas Nonnullas, 2013), fueron:
- Ratificación estricta de la mayoría cualificada: eliminó la posibilidad, prevista en la versión original de 1996, de que tras 34 o 35 escrutinios fallidos se pudiera elegir Papa por mayoría absoluta. Desde su reforma, siempre se requiere dos tercios de los votos, sin excepción.
- Adelanto del inicio del cónclave: autorizó a los cardenales, reunidos en Congregaciones generales, a decidir, por mayoría, adelantar el comienzo del cónclave si todos los electores estaban presentes, en lugar de esperar necesariamente 15 días después de la muerte del Pontífice.
- Refuerzo de las penas contra violaciones del secreto: introdujo sanciones más severas para impedir toda comunicación exterior desde el interior del cónclave.
Estas reformas fortalecieron el clima de oración, libertad y comunión necesario para una elección legítima del Romano Pontífice.
El Papa Francisco, por su parte, aunque no ha modificado directamente el procedimiento del cónclave, ha incidido en su preparación mediante reformas curiales (Praedicate Evangelium, 2022) que podrían influir en el perfil de los electores y en las dinámicas internas del Colegio Cardenalicio.

2.2. El principio de secreto absoluto.
Uno de los pilares jurídicos del cónclave es el principio de secreto absoluto (secretum conclavis). Según Universi Dominici Gregis (n. 55), los cardenales electores están obligados, bajo pena de excomunión latae sententiae, a:
- No revelar nada de lo que se refiere directa o indirectamente a las votaciones, discusiones o deliberaciones.
- No utilizar medios de grabación, transmisión o difusión de información dentro del cónclave.
Este secreto protege la libertad de elección y evita presiones externas, respetando una práctica que se remonta al siglo XIII. Además, en las congregaciones previas, los cardenales y todos los que prestan servicios técnicos o logísticos deben jurar formalmente guardar secreto, reforzando el carácter de clausura espiritual y física del cónclave.
En tiempos recientes, el Vaticano ha extremado las medidas de seguridad: inhibidores de señales, dispositivos de control en la Domus Sanctae Marthae y en la Capilla Sixtina, y estricta vigilancia tecnológica para asegurar que el aislamiento sea real y efectivo.


3. Orígenes históricos del cónclave.

3.1. De elecciones tumultuosas a Ubi periculum (Gregorio X, 1274).
La elección del Papa no siempre estuvo regulada de manera sistemática. Durante los primeros siglos de la Iglesia, los obispos de Roma eran elegidos por el clero y el pueblo de la Urbe, en un clima de participación abierta pero, en ocasiones, también de fuerte conflictividad. Con el tiempo, esta elección se fue restringiendo progresivamente al clero romano, y más tarde, a los cardenales.
En la Edad Media, la falta de regulación clara provocó interregnos prolongados y situaciones caóticas. El caso más dramático fue el de la muerte de Clemente IV en 1268, tras la cual el trono pontificio permaneció vacante casi tres años. Los cardenales reunidos en Viterbo no lograban consenso, presionados por intereses políticos contrapuestos. La población local, exasperada, llegó a encerrar a los cardenales bajo llave, racionar su alimentación e incluso retirar el techo del palacio para forzarlos a una decisión.
Este episodio llevó al Papa Gregorio X a promulgar la constitución Ubi periculum en el Segundo Concilio de Lyon (1274), que establecía reglas estrictas para la elección papal:
- Clausura obligatoria de los electores en un recinto cerrado (cum clave, "con llave"), origen etimológico de la palabra cónclave.
- Restricción de las comunicaciones exteriores.
- Reducción progresiva de los alimentos si la elección se demoraba.
- Necesidad de mayoría cualificada para la validez de la elección.
Este texto sentó las bases del procedimiento que, con adaptaciones, ha llegado hasta hoy.

3.2. Evolución hasta la actualidad.
Aunque Ubi periculum fue suspendida y restaurada varias veces a lo largo de los siglos, su espíritu prevaleció. Los Papas posteriores, conscientes de la necesidad de preservar la libertad y rapidez de elección, perfeccionaron las normas:
- Pío XII, en 1945, introdujo medidas de mayor privacidad y seguridad en el Vaticano tras la experiencia de las dos guerras mundiales.
- Pablo VI, en Romano Pontifici Eligendo (1975), estableció el límite de ochenta años para los cardenales electores, buscando un colegio más ágil y dinámico.
- Juan Pablo II, en Universi Dominici Gregis (1996), consolidó las normas actuales, haciendo énfasis en la clausura efectiva y en la necesidad de mayoría cualificada.
La historia del cónclave, así, refleja un equilibrio constante entre la tradición, la adaptación a las circunstancias históricas y la búsqueda de proteger el acto sagrado de la elección papal. No es una mera formalidad, sino una estructura jurídica puesta al servicio de la libertad espiritual de los electores.

 4. La preparación del cónclave.

4.1. Congregaciones generales y particulares.
Una vez celebradas las exequias del Papa y abiertas las Congregaciones generales, los cardenales electores —aquellos menores de ochenta años— se reúnen diariamente para tratar los asuntos urgentes y preparar el cónclave. Estas Congregaciones, presididas por el cardenal decano o quien le sustituya, tienen funciones esenciales:
- Decidir la fecha exacta de inicio del cónclave, dentro de un plazo de entre 15 y 20 días después de la muerte del Pontífice (Universi Dominici Gregis, n. 37).
- Organizar los aspectos logísticos: residencia de los cardenales, clausura de la Capilla Sixtina, medidas de seguridad.
- Realizar actos de reflexión espiritual y oración comunitaria para discernir la elección.
A la vez, el Camarlengo Kevin Farrell y su equipo celebran Congregaciones particulares con tres cardenales asistentes cuyos nombre son sorteados cada tres días, para la gestión ordinaria de los asuntos temporales.

4.2. Alojamiento en la Domus Sanctae Marthae.
Desde el cónclave de 2005, los cardenales electores no duermen ya en pequeñas celdas improvisadas alrededor de la Capilla Sixtina, sino que residen en la Domus Sanctae Marthae, una casa de huéspedes moderna situada dentro del Vaticano y en la que ha vivido el Papa Francisco durante todo su pontificado.
Esta residencia ofrece:
- Habitaciones individuales con baño privado.
- Espacios comunes de oración y reflexión.
- Medidas estrictas de aislamiento: los cardenales no pueden recibir visitas, usar teléfonos ni acceder a medios de comunicación.
El traslado a la Domus tiene un sentido práctico —garantizar la salud y dignidad de los electores— pero también simbólico: prepararlos en recogimiento y austeridad al gran acto que deberán realizar.

4.3. La Capilla Sixtina: espacio físico y simbólico.
El cónclave se desarrolla de manera habitual desde 1878 en la Capilla Sixtina, uno de los lugares más emblemáticos de la cristiandad. No es una elección casual: su decoración recuerda a los electores el juicio de Dios y la grandeza de la misión que van a asumir.
- El fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, presidido por Cristo como juez, advierte a los cardenales de la gravedad espiritual de su elección.
- Las escenas del Pentateuco en la bóveda evocan el inicio de una nueva etapa para la Iglesia y su carácter peregrino.
- La clausura estricta del espacio (extra omnes) señala el carácter sagrado y reservado del acto que va a tener lugar.
- Antes de iniciar el cónclave, la Capilla es inspeccionada cuidadosamente para impedir cualquier tipo de espionaje o intrusión tecnológica, asegurando el secreto absoluto.
En conjunto, la preparación logística y espiritual apunta a crear un clima de oración, libertad interior y conciencia histórica, sin el cual el acto de elección papal perdería su auténtico sentido.


5. El desarrollo del cónclave.

5.1. Entrada en procesión y juramento público.
El primer acto solemne del cónclave es la entrada en procesión de los cardenales electores en la Capilla Sixtina, cantando el himno Veni Creator Spiritus, invocando la asistencia del Espíritu Santo. Una vez dentro, antes del cierre de la Capilla, todos los cardenales prestan el juramento solemne, transmitido públicamente por radio, televisión e internet desde el anterior cónclave.
Este juramento se desarrolla en dos partes:
- Juramento colectivo, pronunciado en voz alta por el cardenal decano (o el de mayor antigüedad):
Nos omnes et singuli, Cardinales electores, promittimus, vovemus et iuramus inviolatum servare secretum de omnibus quae respiciunt electionem Summi Pontificis, necnon quae fiunt intra Sacrum Conclave, sive directe sive indirecte ad exitum electionis pertinentes, cum omnibus et singulis personis extraneis ad ipsum Conclave. (Todos y cada uno de nosotros, cardenales electores, prometemos, hacemos voto y juramos guardar inviolablemente el secreto sobre todo lo que atañe a la elección del Sumo Pontífice y sobre todo lo que sucede dentro del Sagrado Cónclave, tanto directa como indirectamente relacionado con el resultado de la elección.)
- Juramento individual, realizado por cada cardenal acercándose al altar, tocando los Evangelios abiertos, con la fórmula:
Et ego N. Cardinalis N. promitto, voveo et iuro, sicuti me Deus adiuvet et haec sancta Evangelia, quae manu mea tango, me electurum esse eum, quem secundum Deum iudicavero eligi debere. (Y yo, N., cardenal N., prometo, hago voto y juro, así me ayude Dios y estos santos Evangelios que toco con mi mano, que elegiré a aquel que, según Dios, juzgare debe ser elegido.)
El juramento compromete cada conciencia individual ante Dios y la Iglesia.
En este cónclave el cardenal decano Giovanni Battista Re no será elector por tener 91 años, ni tampoco lo será el cardenal vicedecano Leonardo Sandri, que tiene 81, por lo que el cónclave será presidido por Pietro Parolìn que es el cardenal obispo de mayor rango y antigüedad. El cardenal Re presidirá el miércoles la misa Pro eligendo Pontifice y guiará los aspectos espirituales y procedimentales del proceso.

5.2. Clausura del cónclave (Extra omnes!).
Concluidos los juramentos, el Maestro de Ceremonias Monseñor Diego Ravelli pronunciará el solemne:
Extra omnes! (¡Fuera todos!).
La Capilla Sixtina queda completamente cerrada, las puertas se aseguran, y se interrumpen todas las transmisiones externas. Desde este momento, los cardenales permanecen en estricto aislamiento, comenzando el cónclave propiamente dicho.

5.3. Rondas de votaciones: escrutinio, urna, recuento.
El procedimiento de elección se desarrolla en rondas diarias:
- Cada cardenal recibe una papeleta con la inscripción Eligo in Summum Pontificem (Elijo como Sumo Pontífice).
- Los electores escriben en ella el nombre de su candidato de manera discreta.
- La papeleta se dobla y se deposita en la urna, mientras se pronuncia la fórmula solemne en latín:
Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eligere quem secundum Deum iudico eligi debere. (Testifico ante Cristo Señor, que me juzgará, que elijo a aquel que, según Dios, juzgo debe ser elegido.)
Una vez depositados todos los votos:
- Tres cardenales escrutadores los recuentan y anotan cuidadosamente los nombres.
- Para que la elección sea válida, se requiere una mayoría de dos tercios de los votos emitidos (cf. Universi Dominici Gregis, n. 62).
- Si el número de papeletas no coincide con el número de electores, se anula el escrutinio.
- Cada día pueden celebrarse hasta cuatro votaciones (dos por la mañana y dos por la tarde).

5.4. Modalidades de elección: mayoría cualificada.
Según las normas reformadas por Benedicto XVI (Normas Nonnullas, 2013), siempre se exige la mayoría de dos tercios, incluso después de múltiples rondas infructuosas. No está permitido reducir la exigencia de votos bajo ninguna circunstancia.
Esta disposición protege la unidad y seriedad de la elección, evitando divisiones peligrosas dentro de la Iglesia.

5.5. La estufa y la fumata.
Uno de los signos externos más emblemáticos del cónclave es la fumata que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina, visible para los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y para el mundo entero.
Para ello, dentro de la Capilla se instala una estufa especial (fornello), conectada a una chimenea exterior, donde se queman las papeletas de votación después de cada escrutinio.
El sistema es doble:
- Una primera estufa tradicional, donde se queman los votos.
- Una segunda estufa electrónica, añadida en 2005, que permite añadir productos químicos no contaminantes para colorear el humo de manera más visible y rápida.
Según el resultado de la votación:
- Si no se ha alcanzado la elección del Papa, se añade un compuesto para generar una fumata negra (fumata nera), indicando que aún no hay consenso.
- Si se ha alcanzado la elección válida, se añade un compuesto diferente que genera una fumata blanca (fumata bianca), anunciando que un nuevo Papa ha sido elegido.
El significado visual de la fumata es profundamente simbólico: representa la voz del Espíritu Santo manifestada a través de los cardenales.
Su anuncio desencadena el júbilo de los fieles, que aguardan impacientes el posterior anuncio del Habemus Papam!
Desde 2005 se utilizan cartuchos químicos que garantizan colores más claros y visibles, evitando las confusiones que en el pasado hicieron que algunas fumatas fueran difíciles de interpretar (como ocurrió, por ejemplo, en 1958).
La fumata suele producirse después de cada ronda matutina y vespertina, pero tras una elección válida, puede adelantarse sin esperar el horario habitual. 

6. Proclamación del nuevo Papa.

6.1. Consentimiento del elegido.
Una vez alcanzada la mayoría de dos tercios de los votos, el decano del Colegio de Cardenales (o el cardenal de mayor antigüedad) se acerca al elegido y le formula solemnemente la siguiente pregunta: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?). La elección no produce efecto sin el consentimiento del elegido.
Si el elegido acepta, inmediatamente se convierte en legítimo Sucesor de Pedro, obispo de Roma y cabeza visible de la Iglesia universal, independientemente del momento posterior de la proclamación pública.

6.2. Elección del nombre papal.
A continuación, se pregunta al nuevo Papa: Quo nomine vis vocari? (¿Con qué nombre quieres ser llamado?).
La elección del nombre pontificio tiene gran importancia simbólica. Tradicionalmente, los Papas han elegido nombres de sus predecesores, de santos venerados, o que expresan el programa espiritual de su pontificado. Este nombre será usado en todos los documentos oficiales y proclamaciones.
El Maestro de Celebraciones Litúrgicas registra formalmente el consentimiento y el nombre elegido en acta.

6.3. Investidura inicial y cambio de hábito.
El nuevo Papa se retira entonces a una sala anexa a la Capilla Sixtina, conocida como la Sala de las Lágrimas, donde se viste por primera vez con la sotana blanca pontificia.
Allí encontrará varias sotanas de distintas tallas preparadas de antemano, junto con el nuevo roquete y el manto rojo de coro. El Papa Francisco decidió no utilizar en su primera aparición los dos últimos.
El momento recibe su nombre tradicional por la fuerte carga emocional que muchos electos experimentan al asumir la inmensa responsabilidad que les ha sido confiada.
Tras vestirse, el nuevo Papa regresa brevemente a la Capilla Sixtina para recibir la obediencia de los cardenales.

 


6.4. El anuncio del Habemus Papam!
Poco después, el cardenal protodiácono —el cardenal diácono de mayor antigüedad— se dirige al balcón central de la Basílica de San Pedro para proclamar al mundo entero la elección. El cargo lo ocupa actualmente el cardenal Dominique Mamberti.
El anuncio sigue la fórmula tradicional: Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam! Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum [Nombre de Bautismo] Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem [Apellido], qui sibi nomen imposuit [Nombre papal]. (Os anuncio una gran alegría: ¡Tenemos Papa! El eminentísimo y reverendísimo Señor, Don [nombre de bautismo], cardenal de la Santa Iglesia Romana [apellido], que se ha impuesto el nombre de [nombre elegido]).
Tras el anuncio, suena el himno nacional vaticano y las campanas de San Pedro repican jubilosas.

6.5. Primer saludo Urbi et Orbi.
Finalmente, el nuevo Papa aparece en el balcón de la loggia central de San Pedro.
Antes de impartir la bendición apostólica Urbi et Orbi (a la ciudad [de Roma] y al mundo), y desde Juan Pablo II se suele dirigir unas primeras palabras espontáneas a los fieles congregados y al mundo entero.
Este saludo, sencillo pero cargado de emoción, es el primer acto público de su pontificado y marca el inicio de su ministerio como Sucesor de Pedro.

7. Contexto y retos del presente cónclave.

7.1. Enfoque y contexto del Papa Francisco.
Aunque Francisco no ha modificado el procedimiento electoral establecido, su reforma de la Curia mediante la constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022) ha tenido consecuencias indirectas sobre el contexto del cónclave:
-Mayor diversidad en el Colegio Cardenalicio: sus nombramientos han incrementado notablemente el número de cardenales procedentes de iglesias locales "periféricas", reflejando una Iglesia menos eurocéntrica y más universal.
-Nueva sensibilidad eclesial: la insistencia en la sinodalidad, la escucha y la apertura a nuevos desafíos culturales y sociales influye en la mentalidad de los electores.
Expectativas de continuidad y renovación: el próximo cónclave, bajo la herencia espiritual de Francisco, tendrá que discernir entre consolidar el camino reformista emprendido o reequilibrar acentos tradicionales.
Además, Francisco ha insistido repetidamente en la importancia de que los cardenales elijan "sin cálculos humanos", "guiados solo por el Espíritu Santo", en una atmósfera de verdadera oración, no de campañas, pactos ni estrategias humanas.

7.2. Retos actuales.
Entre los desafíos concretos que enfrenta un cónclave hoy podemos señalar:
- La presión mediática y las expectativas públicas, que dificultan la necesaria serenidad del discernimiento.
- La tentación de bloques ideológicos o geográficos dentro del Colegio Cardenalicio.
- La necesidad de elegir un Pastor Universal que pueda continuar la misión de la Iglesia en un mundo culturalmente fragmentado y en rápida transformación.
En este contexto, el rito antiguo del cónclave sigue mostrándose como un marco providencial: a través del silencio, del secreto y de la oración, la Iglesia confía una vez más su futuro a la acción del Espíritu.

8. Conclusión.

El cónclave no es simplemente un proceso electoral: es un acto de fe, de responsabilidad histórica y de obediencia eclesial.
En un mundo que tiende a ver la elección del Papa bajo una óptica política o mediática, el cónclave permanece como una de las acciones más contraculturales de la Iglesia: un encuentro de hombres de Iglesia que, aislados del mundo, buscan discernir en oración y bajo la guía del Espíritu Santo quién debe conducir la barca de Pedro.
Desde sus orígenes tumultuosos en el Medievo hasta su configuración jurídica actual, el cónclave ha evolucionado para garantizar tres valores fundamentales:
- La libertad de los electores,
- La transparencia del acto,
- Y la continuidad apostólica.
Las recientes reformas, las nuevas realidades eclesiales y los cambios culturales del mundo moderno no alteran lo esencial: elegir un Papa sigue siendo un acto de profunda trascendencia espiritual, que sobrepasa a quienes participan en él.
La Iglesia entera, en cada cónclave, renueva su esperanza y su fidelidad, confiando en la promesa de Cristo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará (Mt 16,18).
El nuevo Pontífice será, una vez más, piedra viva de esa edificación que no conoce ocaso.

Francisco Acedo Fernández.

Bibliografía.
-Codex Iuris Canonici (CIC), ed. Typis Polyglottis Vaticanis, 1983.
-Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, constitución apostólica sobre la elección del Romano Pontífice, 22 de febrero de 1996.
-Benedicto XVI, De aliquibus mutationibus in normis de electione Romani Pontificis, Motu Proprio, 11 de junio de 2007.
-Benedicto XVI, Normas Nonnullas, Motu Proprio sobre algunas modificaciones de las normas relativas a la elección del Romano Pontífice, 22 de febrero de 2013.
-Francisco, Praedicate Evangelium, constitución apostólica sobre la Curia Romana y su servicio a la Iglesia y al mundo, 19 de marzo de 2022.
-Congregación para el Culto Divino, Ordo Rituum Conclavis, ritual del cónclave, 1996.
-Levillain, Philippe (ed.), Dictionnaire historique de la papauté, Paris: Fayard, 1994.
-Pastor, Ludwig von, Historia de los Papas desde el fin de la Edad Media, varios volúmenes, Madrid: BAC, 1953–1962.
-Melloni, Alberto, Il conclave, Bolonia: Il Mulino, 2001.
-De Mattei, Roberto, I Papi e il Conclave, Roma: Lindau, 2019.

Publicado por La Mesa de los Notables.