La
Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos (SFMNV), nos remite
esta nota de la cual nos hacemos eco en la entrada de hoy.
La
Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos (SFMNV) recuerda y
homenajea cada año en la fecha del Siete de Julio el heroísmo de la Milicia
Nacional de Madrid cuando, en 1822, sus miembros se opusieron a la derogación
de la Constitución, acto que esta entidad ha celebrado en la madrileña Plaza
Mayor desde hace más un siglo.
Al
igual que el pasado año de 2020, este año de 2021 la SFMNV reitera la decisión
de no convocar a la ciudadanía para la celebración del acto de afirmación
constitucional que convoca tradicionalmente en esa fecha histórica. Dicha
decisión se toma, con gran disgusto, debido a la extraordinaria gravedad de las
circunstancias sanitarias que padecemos, considerando que no se dan aún las
condiciones de seguridad imprescindibles para evitar el peligro de contagio.
Por
otra parte, este año de 2021 se hace necesario informar, ante una convocatoria
efectuada por una entidad por una entidad que se presenta bajo el nombre de
“FORO DEMOCRÁTICO DE MADRID”, que LA SOCIEDAD FILANTRÓPICA DE MILICANOS
NACIONALES VETERANOS es totalmente ajena a esta iniciativa y a la entidad antes
mencionada, con la que no guarda relación alguna.
Confiamos
en que el próximo año 2022 podamos conmemorar dignamente el II Centenario de
ese acontecimiento histórico.
EL
SIETE DE JULIO DE 1822.
El
7 de julio de 1822, durante el Trienio Liberal, Madrid fue escenario de una
jornada trágica en la que la Guardia Real, cumpliendo órdenes de Fernando VII,
intentó tomar el Ayuntamiento, que encabezaba la defensa de la legalidad, para
restaurar el Absolutismo, derogando la Constitución de 1812, vigente desde
1820. Se opuso la Milicia Nacional, fiel al ordenamiento. El episodio se saldó
con tres milicianos muertos y cuarenta heridos. La Guardia Real tuvo catorce
muertos y de sus heridos no queda noticia.
La
participación popular en la Guerra de la Independencia había hecho cobrar gran
importancia a las agrupaciones armadas de liberales –la Milicia Nacional- que
durante el siglo XIX lucharon contra el Absolutismo. Hoy conserva su recuerdo
una entidad nacida en 1839, la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales
Veteranos, que durante décadas dio ayuda en la enfermedad y en las exequias a
aquellos hombres de agitada vida y, en muchas ocasiones, triste muerte. La
sociedad tuvo Presidentes señeros, como Palafox, los polémicos Espartero y
Madoz, los generales Fernando Primo de Rivera, José López Domínguez y Agustín
Luque (Ministros de la Guerra los tres) y Fernando Suárez de Tangil, Alcalde de
Madrid, Presidente de la Cruz Roja, Ministro, Presidente del Consejo de Estado
y Grande de España.
I centenario del Siete de Julio la Plaza Mayor de Madrid, en 1922. |
Esta
entidad ha sobrevivido precariamente, pero, extinguida su función de subvenir
necesidades de milicianos valetudinarios, mantiene vivo su recuerdo y anima el
estudio de su papel en la Historia. Por ello, conmemora el 7 de Julio con
orgullo por la defensa de los principios constitucionales con actos eficaces,
no con palabras huecas. Los batallones sublevados se rindieron en la Casa de la
Panadería, sede del Concejo Municipal, tras la victoria obtenida por Palarea,
Morillo, López Ballesteros y por quien fuera el cuarto Presidente de nuestra
Sociedad, Evaristo San Miguel, Presidente del Gobierno en los meses siguientes
pero desbordado, en 1823, por la intervención militar extranjera de Los Cien Mil
Hijos de San Luis.
Cada
año, el 7 de julio, esta Sociedad rinde homenaje a quienes lucharon por la
Constitución. Su triunfo se frustró, pero merecen que se recuerde su ejemplo.
El programa es sencillo: en el arco de acceso a la Plaza Mayor desde la calle
Siete de Julio, bajo el lema Fidelidad a la Constitución, tras unas palabras de
recuerdo, se ofrenda una corona de laurel; colabora el Ayuntamiento madrileño,
personificado por la Guardia Municipal en uniforme de gala, y se reparte al
público un folleto explicativo. No es ocasión para analizar aquellos
acontecimientos, ni para formular condenas o absoluciones retroactivas que a
nada conducen y que nadie tiene legitimidad para impartir. Es momento de
reflexionar cara al futuro en las gravísimas circunstancias que vivimos.
Nuestro Presidente Espartero se fundió, en 1839, en el abrazo en Vergara, con
su oponente, el general Maroto, para trabajar juntos por España; rechacemos,
como ellos, partidismos estériles y tentaciones de victorias frente a la
colaboración.
Al
contrario que en 1822, tenemos un Rey identificado con los principios
constitucionales y así deberían actuar el resto de las entidades nacionales,
autonómicos, municipales o institucionales. Los responsables de los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial, las administraciones públicas, la milicia y
las fuerzas de orden público, los sindicatos, las confesiones religiosas, la
cultura y los medios de comunicación, la economía, la banca, el deporte y todas
las facetas sociales están obligadas, como toda la ciudadanía, a respetar las
leyes, sin que ello suponga renunciar a la modificación del ordenamiento en lo
que resultare útil y necesario usando los cauces previstos para ello y no por
el mero desacato.
Galdós
recuerda en sus Episodios Nacionales que se gritaba en las calles ¡Viva la
Milicia Nacional! Cuando de la Milicia no queda más que el recuerdo que a la
Sociedad Filantrópica corresponde mantener, invitamos a la opinión pública a
honrar a quienes en 1822 defendían estos principios y, aunque las circunstancias
sanitarias impidan en 2021 el acto público de colocación de la merecida corona
de laurel, repitamos un año más: ¡Viva la Constitución! ¡Viva el Rey!
Publicado por La Mesa de los Notables.