Durante el siglo XVIII la nobleza de ultramar promueve varias tentativas para organizar maestranzas en los territorios americanos, pero solo es en Cuba donde cristaliza un proyecto que sirvió de modelo para posteriores intentos.
La Real Maestranza de
Caballería de la Habana fue fundada en el año 1709 bajo los auspicios del maestre
de campo don Laureano de Torres Ayala, marqués de Casa Torres, gobernador y
capitán general de Cuba, participando en el acto fundacional nueve regidores de la populosa ciudad, pertenecientes a los linajes más ilustres de la isla. El acto contó
con la aprobación del cabildo municipal y la posterior sanción, mediante Real
Decreto, del rey don Felipe V.
R./La Mesa de los Notables.
El proyecto nace fruto de la iniciativa de un grupo de nueve regidores de la ciudad adoptando
en sus comienzos las ordenanzas y modelo
de la Real Maestranza de Sevilla, aunque para adaptarla a las peculiaridades de
la isla se le añaden trece artículos complementarios.
El número de maestrantes se
fija en 30 , aunque con ciertas particularidades, poniéndose la corporación bajo el patronazgo
de la Inmaculada Concepción.
Su primer hermano mayor fue el
capitán don Lorenzo de Prado Carvajal, sargento mayor de la plaza, quedando
aprobada la corporación ecuestre por unanimidad en la sesión que el cabildo
municipal celebró el 25 de noviembre de 1709, siendo posteriormente sancionado
por S.M. el rey don Felipe V mediante Real Decreto de 26 de Agosto de 1713.
Venera corporativa de la Maestranza de La Habana. |
Tras un periodo de inactividad,
es en 1783 cuando un grupo de notables, entre los que se encontraban don Gabriel
Peñalver y don José Eusebio de la Luz, realizaron las primeras gestiones para
solicitar su restablecimiento, pero no sería hasta 1789 cuando don Joaquín de
Santa Cruz y Cárdenas, conde de San Juan de Jaruco, capitán del Regimiento de
Voluntarios de Infantería de La Habana y gentilhombre de cámara de S.M., pusiese
el proyecto en ejecución presentando un escrito en el que solicitaba de la
Corona le permitiese restablecer, en dos años, la corporación bajo las reglas
de 1713.
Un primer informe redactado por
el Consejo de Guerra en noviembre de 1789 fue favorable a esta pretensión, pero considerando la nueva situación de la isla se desaconsejó la
existencia de un cuerpo militar que fuese independiente de la Capitanía General.
Por lo que consecuente, el secretario de estado de Guerra ordenó al recién
nombrado gobernador, general don Luis de las Casas, que en cuanto
desembarcase en Cuba comunicase al conde de San Juan de Jaruco, y demás interesados, que el rey había aceptado el
restablecimiento de la Maestranza bajo la condición de que los maestrantes deberían
servir en alguno de los cuerpo militares de la Corona y que la corporación estuviese sujeta
a la disciplina de la Capitanía General.
Según algunas fuentes, fue en
1793 cuando el rey concede la gracia de que la Maestranza tuviese como hermano
mayor a una persona de la familia real, no obstante es justo en esa fecha
cuando empieza a faltar documentación relativa a los devenires de la misma,
por lo que se desconoce si llegó a funcionar como tal o si continuó en
suspenso.
Esta Maestranza ha sido una
gran desconocida en España, hasta el punto de que ni si quiera se la nombra en
el decreto de 9 de marzo de de 1873 por el que se disuelven las Ordenes
Militares y las Reales Maestranzas, como así mismo tampoco en el proyecto de decreto presentado por don Cristino Martos , ante el ejecutivo de la Primera
República para la rehabilitación de las Ordenes Militares y Maestranzas.
En vista de la realidad que
constituyó la Maestranza de La Habana, la misma se convirtió en un ejemplo a
imitar y así 31 hidalgos residentes en México, tanto criollos como españoles, se
dirigieron al virrey de Nueva España solicitándole que auspiciara la Maestranza
de México. Proyecto que por las particularidades políticas de la zona nunca prosperó.
En la actualidad, un grupo de títulos
del reino y de descendientes de hidalgos
con raíces cubanas han asumido la restauración de la Maestranza con el
reinicio de sus actividades corporativas.
Entre sus objetivos actuales se
encuentra la pretensión de organizar
corporativamente a la antigua nobleza hispana procedente de cuantos territorios
americanos hubiesen estado bajo la
tutela de la corona española; el impulso de la cultura y la catalogación de los fondos históricos, genealógicos,
nobiliarios y heráldicos, tanto cubanos como de toda la antigua América
española, así como la protección del patrimonio cultural y medioambiental. Sus miembros promoverán la celebración de actos públicos y sociales, la entrega de distinciones y
el desarrollo de cualquier actividad de contenido y propósito semejante a los
que constituyen su fin, tanto en España como en Cuba o en cualesquiera de los territorios americanos que un día dependieron de la
monarquía española.
Fuentes:
- La Real Maestranza de
Caballería de La Habana de don.Dagmar
Salcines de Blanco Losada ( XXV Años de la Escuela de Genealogía y Heráldica.-
Instituto Salazar y Castro).
- Las Reales Maestranzas de
Caballería y su influencia en el Mundo Americano, de dña. Inmaculada Arias de
Saavedra.
- Documentos Relativos a la
Maestranza de Caballería de La Habana (Fátima Halcón) Revista de Asuntos
Taurinos (núm. 31).
Publicado por La Mesa de los Notables.